El Mango del Hacha

La Unión Ferroviaria y el negocio de las empresas tercerizadas

por Enzo Vicentín

La muerte de Mariano Ferreyra, joven militante del Partido Obrero, el 20 de octubre pasado fue un acontecimiento doloroso para todos nosotros. Duele no solo porque perdimos a un militante de tan solo 23 años, que es algo trágico en sí mismo. Duele que lo hayan matado, en una cobarde emboscada criminal. Duele que lo hayan matado por participar en un reclamo justo de los trabajadores tercerizados del ferrocarril. Y también duele que los que lo mataron (no sólo el autor material del disparo) sean parte de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria, auténticos traidores y enemigos de su propia clase, la trabajadora.

Las inmediatas reacciones de muchísimos sectores militantes de todo el país ante el brutal asesinato tuvieron reflejo en declaraciones de repudio, paros y movilizaciones, de las cuales la ocurrida en Buenos Aires al día siguiente del suceso fue la más importante: marcharon 60 mil personas a Plaza de Mayo. El reclamo por el esclarecimiento del crimen fue contundente desde el principio, y continúa siéndolo. Hoy la causa judicial que llevan adelante la jueza Wilma López y la fiscal Cristina Caamaño ya tiene 6 detenidos, y los indicios apuntan a que entre ellos se encuentra el autor material de los disparos que causaron la muerte de Ferreyra, y que además hirieron a Elsa Rodríguez (quien todavía se encuentra internada, en grave estado), Nelson Aguirre y Ariel Pintos. Con Nelson Aguirre tuvimos la oportunidad de conversar en nuestro programa de radio, y sus palabras confirmaron lo que días después del crimen nadie podía ocultar: la Unión Ferroviaria movilizó una patota de 120 personas para evitar que la protesta de los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca llegue a cortar las vías, y una vez que lo consiguieron, persiguieron a los manifestantes y finalmente los atacaron a balazo limpio. Las pericias balísticas hechas por la Gendarmería confirmaron que solo la patota de la UF usó armas (Página/12, 27/10), o sea que lejos de ser un enfrentamiento lo ocurrido el 20 de octubre en Barracas fue una emboscada criminal.

Queda muy claro que los autores intelectuales de la muerte de Mariano están dentro de la Unión Ferroviaria. Lamentablemente tuvo que ser una muerte la que puso nuevamente en el foco de las noticias las formas con que se maneja la burocracia sindical, en este caso la de los ferroviarios. Como lo expresó en nuestro programa Pablo Vallejos, referente del PO en Santa Fe, el ataque de la UF a los tercerizados no tiene explicación si se lo observase desde el sentido común más inocente. Que un gremio (la UF) ataque a sus compañeros de trabajo tercerizados porque éstos luchan para que su trabajo sea encuadrado dentro del gremio, es algo que no puede entenderse ni tiene lógica para cualquier observador sensato. Sólo puede volverse entendible a partir de revelar el lugar que ocupa la UF dentro del funcionamiento de las empresas de trenes, de la historia de una conducción sindical entregadora, y del negocio espurio de las empresas tercerizadas.

Empecemos, no por el comienzo, pero al menos por el pasado reciente. La Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (UGOFE) es una Unión Transitoria de Empresas que maneja el Ferrocarril Roca, la línea de trenes que más pasajeros transporta en la región metropolitana. Esta UTE fue formada en el año 2005 por las empresas Trenes de Buenos Aires (TBA), Ferrovías y Metrovías para hacerse cargo del Ferrocarril San Martín, cuya concesión hasta el 2004 estaba en manos de la empresa Metropolitano. Esta última empresa era propiedad de Sergio Taselli, empresario ligado al kirchnerismo que cayó en desgracia en el año 2004 cuando 13 mineros murieron en la mina de carbón de Río Turbio (Santa Cruz), administrada por una empresa de Taselli. Ese mismo año, Taselli perdió la concesión del ferrocarril San Martín a causa del mal funcionamiento del servicio (producto de la falta de inversiones, un punto común con lo que había hecho en la mina de carbón de Río Turbio). El  15 de mayo de 2007, los recordados incidentes en la estación de trenes de Constitución, donde los usuarios estallaron de bronca contra las condiciones del servicio de las empresas administradas también por Metropolitano, terminaron de acelerar la salida de Taselli del negocio ferroviario. El gobierno nacional, tal como había hecho en el caso del San Martín en el 2004, le otorgó a UGOFE las líneas Roca y Belgrano Sur una semana después de los incidentes. Al día de hoy UGOFE opera los ramales San Martín, Roca y Belgrano Sur; se quedó con todo lo que antes operaba Metropolitano, de Taselli. Los dueños de UGOFE son, como vimos antes, TBA (grupo Cirigliano), Ferrovías (grupo EMEPA) y Metrovías (grupo Roggio), o sea empresas que ya eran administradoras de otros ramales de trenes, líneas de subterráneos y de colectivos al momento de asociarse. En los ramales que administra, UGOFE no paga los sueldos de los trabajadores. De eso se encarga el gobierno nacional, a través de la empresa estatal Belgrano SA (Belgrano residual). Aquí se vuelve importante el hecho que no todos los trabajadores de UGOFE están dentro de la Unión Ferroviaria, muchos de ellos están tercerizados. Y en la dirección de las empresas tercerizadas, además de los concesionarios también están metidos los sindicalistas de la UF.

José Pedraza es Secretario General de la Unión Ferroviaria desde 1983, aunque su militancia dentro del gremio se remonta hasta la década del ‘60. Como varios burócratas sindicales, se mantuvo incólume en el poder a pesar de los cambios en los gobiernos y en la economía. Un par de notas donde se describe su trayectoria me ahorran el trabajo de repetir la descripción: esta de Indymedia y ésta de La Nación. Como buen exponente de la burocracia, Pedraza dispone de una fortuna personal millonaria y ha acomodado a sus familiares en el negocio: Graciela Coria, esposa de Pedraza, integra el directorio del Belgrano Cargas (concesión que Menem le dio a la UF en 1993), y su hijo Maximiliano Pedraza es acusado por los tercerizados del ferrocarril Roca de manejar una de las tantas empresas tercerizadas que operan dentro del ramal. A la complicidad de Pedraza en el desguace del sistema ferroviario durante los años de Menem, en los últimos años le ha seguido otro negocio: las empresas tercerizadas, núcleo del conflicto por el cual murió Mariano Ferreyra.

La tercerización del empleo no es un hallazgo de las empresas que controlan los ferrocarriles ni de la burocracia de la UF. Ha crecido en todos los sectores económicos del país de la mano de la flexibilización laboral, pilar del modelo neoliberal. La tercerización es una vía por la cual los empresarios reducen sus costos salariales, encuadrando a muchos de sus trabajadores en empresas fantasmas para evitar, entre otras cosas, el pago de los salarios de convenio que les correspondería por el trabajo que realizan. En el caso específico del ferrocarril Roca, dijimos que los sueldos son pagados por el Estado nacional a través del Belgrano residual. Por lo tanto, la búsqueda de salarios más bajos está asociada en este caso a un gran negocio, en el cual están metidos empresarios y sindicalistas. Dos testimonios alcanzan para explicar con simpleza la operatoria de la tercerizadas. Marcelo Ramal, economista y miembro del PO a nivel nacional, declara en un reportaje a la agencia de noticias de La Vaca: “Se plantea la famosa historia: el ferrocarril tiene pérdidas, las tarifas no alcanzan. Entonces el Estado entrega subsidios. Les dice: ‘Ponemos el dinero para que ustedes trabajen’. Es como si la concesión presentara la factura, digamos, y el Estado les da ese dinero. Ahí se arma el siguiente negocio: inventan la tercerización o subcontratación. Una parte importante de las tareas las derivan a empresas truchas que son seudo empresas armadas por ellos mismos, en las que participa también la burocracia sindical. Supongamos el caso de una empresa de mantenimiento de los durmientes. Declaran que tienen tantos trabajadores, tantos costos, y un presupuesto de determinada cantidad mensual. Esos servicios son siempre sobrefacturados. Y luego le pagan a los trabajadores un salario que no tiene nada que ver con el convenio ferroviario” (fuente). Rubén “Pollo” Sobrero, reconocido militante de la izquierda y presidente del cuerpo de delegados del Ferrocarril Sarmiento, afirma por su parte: “Con la creación de estas cooperativas, la UF perdió más de 1.500 afiliados ya que los empleados de aquellas pasaron a estar encuadrados bajo los convenios de la construcción, de maestranza o inclusive a ser inscriptos como monotributistas. Al gremio no le importó en lo más mínimo perder esta cantidad de afiliados porque en realidad gana muchísimo más como empleador al estar al frente de estas cooperativas y pagando sueldos miserables” (Miradas al Sur, …). Sólo dentro del ferrocarril Roca existen entre 15 y 20 empresas tercerizadas que prestan servicios. Confer SA, Ecocred SA, Expervias SRL, Aumont SA, Mapra SRL, Herso SA, Rottio SA, Hunter, Sap SA, Limba, Aceros Zapla, BR-T, Amanci, Copacre, Cooperativa de Trabajo Unión del Mercosur, son algunos de sus nombres. Aunque la mayoría de ellas figura como si realizara trabajos de mantenimiento de vías, o seguridad, o maestranza, en la realidad la tercerización está ligada a la polivalencia, por eso los trabajadores tercerizados además de cobrar bajos salarios desempeñan tareas asistemáticas y variadas. Se calcula que unos 1500 ferroviarios del Roca trabajan actualmente en las tercerizadas. La mayoría de ellos antes eran ferroviarios encuadrados en la UF, pero con el avance de la tercerización pasaron a estas nuevas pseudo-empresas. Comparando a los trabajadores de la UF con los de las tercerizadas, las diferencias salariales y en cuanto a condiciones de trabajo son notorias: "Mientras que un trabajador de planta permanente afiliado al sindicato de la Unión Ferroviaria percibe unos 6.000 pesos por jornadas de ocho horas, los tercerizados cobran alrededor de 2.500 pesos por el mismo trabajo y mayor carga horaria. Además, las tareas son catalogadas como insalubres para los trabajadores de planta, no así para los tercerizados." (Miradas al Sur, 24/10). Además, los tercerizados no entran en los convenios colectivos de trabajo que firma la UF, por lo tanto están desprotegidos al estar encuadrados en otros gremios o ser directamente monotributistas. Esta situación de precarización y flexibilización laboral es una oportunidad de negocios para empresarios y sindicalistas: sólo en el rubro salarial de los trabajadores tercerizados, calculando la diferencia en unos 2000 pesos (entre lo que cobra uno encuadrado en la UF y otro en una tercerizada), como mínimo, con un total de 1500 mujeres y hombres en esa situación, la bolsa a repartir alcanza los 3 millones de pesos mensuales (La Vaca, 22/10). Tal como dicen los autores de la nota publicada en La Vaca, los 3 millones mensuales tal vez sean migajas dentro del negocio mayor de los subsidios estatales a las empresas de trenes, pero significan un negocio que para la UF bien vale defenderlo, a los tiros si hace falta.

Mariano Ferreyra acompañaba el 20 de octubre el reclamo de un grupo de 120 trabajadores tercerizados del Roca, despedidos en mayo pasado. Todos los despedidos eran empleados de la empresa Cooperativa de Trabajo Unión del Mercosur. Dando cuenta de su inocultable carácter de sindicalistas y patrones al mismo tiempo, la participación de la burocracia de la UF dentro de esa empresa tercerizada es evidente a la luz de los datos: "La cooperativa se registró en 2004 a pedido Armando Matarazzo, hoy secretario de Finanzas de la Unión Ferroviaria. Y si bien es cierto que nunca tuvo entre sus socios, al menos en los papeles, a ningún Pedraza, sí tiene como presidente, hasta hoy, a Raúl Castellano, uno de los dirigentes más cercanos a Pedraza, hoy Secretario de Medios de Comunicación de la Unión Ferroviaria." (Clarín, 24/10). Para evitar la acusación por el tipo de fuente que se utiliza en este caso, debe aclararse que una nota del diario Miradas al Sur, a quien nadie puede acusar de estar enemistado con el gobierno nacional, confirma el nombre de Castellano y agrega al frente de la empresa el nombre de Domingo Galeano, secretario de Emprendimientos Laborales del mismo sindicato (Miradas al Sur, 24/10). Llegamos a la conclusión, tan lógica como patética, de que la burocracia que echó a 120 trabajadores en mayo es la misma que el 20 de octubre armó una patota para correrlos y balearlos cuando quisieron reclamar su reincorporación en las vías del Roca. O sea, la UF no solamente está metida hasta el cuello en la causa judicial por el asesinato de Mariano, también está metida hasta el cuello en el negocio de las tercerizadas. A la vista de estos elementos, se entiende que el reclamo de los trabajadores tercerizados por pasar a encuadrarse dentro de la UF afecta los intereses del gremio en el negocio de los subsidios. Marcelo Ramal aporta una interesante lectura para responder por qué la burocracia de la UF viene endureciendo su posición contra los tercerizados: "Si la burocracia era renuente a la efectivización de los compañeros, ahora directamente no quieren saber nada, en alianza con la empresa, porque el gobierno está yendo hacia un reajuste progresivo de las tarifas y una reducción de los subsidios. Para entender la situación, con la crisis del 2001 y 2002 el gobierno lo único que hizo fue plantear que los concesionarios debían mantener las tarifas congeladas. Estos respondieron que así perderían la rentabilidad de los tiempos de Menem. El gobierno contestó: la diferencia la ponemos nosotros. ¿Qué está pasando ahora? El gobierno por diferentes cuestiones está intentando la eliminación progresiva de los subsidios. Eso liquida la bolsa de plata que alimenta todo este negocio de las tercerizadas. Entonces no quieren incorporar a trabajadores efectivos porque en realidad lo que se viene es el despido de más trabajadores tercerizados". (La Vaca, 22/10). En el avance sobre los tercerizados que venía efectuando la UF, la muerte de Mariano ha resultado un boomerang para la burocracia y ha abierto un profundo cambio en la correlación de fuerzas al interior de las empresas de trenes.

La conducción "verde" de la UF domina el sindicato a nivel nacional. Sin embargo, no son pocas las agrupaciones que dentro de los ferrocarriles proponen alternativas al sindicalismo corrupto y entreguista de Pedraza. En los blogs de las agrupaciones Causa Ferroviaria, Obreros del Riel, Ferrucas del Tren Rojo y Ferroviarios de Boulogne, encontramos posturas críticas de la burocracia sindical que conduce la UF, y en casi todas ellas ubicamos una amplia cobertura de lo sucedido a partir del crimen de Mariano Ferreyra. Si sus luchas como agrupaciones en minoría dentro de la UF vienen desde hace tiempo, con el escenario abierto luego del 20 de octubre su oportunidad de ganar espacios dentro del gremio y ser escuchados por los medios de comunicación se ha ampliado. Un ejemplo de este fenómeno ocurrió el miércoles 3 de noviembre, cuando se votaron cuerpos de delegados en los Ferrocarriles Mitre, Sarmiento y Belgrano Norte. En estas elecciones, la burocracia de Pedraza perdió en las líneas Sarmiento y Belgrano Norte, y aunque ganó en la Mitre, la lista de oposición (bordó) duplicó su cantidad de votos respecto a la última elección (La Nación, 4/10). Por otro lado, y relacionado a la situación de los tercerizados del Roca, es inminente la firma en el ámbito del Ministerio de Trabajo de un acuerdo para la reincorporación de los 120 despedidos. Por último, la causa judicial por el asesinato de Mariano seguirá avanzando, y así profundizará la crisis de figuras importantes dentro de la UF como Pedraza, Juan Carlos "El Gallego" Fernández y Pablo Díaz. Tal vez estos avances sean los primeros pasos de la crisis terminal del sindicalismo "verde" de la UF. O tal vez no alcancen para poner en jaque a la conducción nacional de Pedraza. Por el momento son manifestaciones de afirmación de una corriente sindical comprometida con la defensa de los derechos de los trabajadores, que se opone a las tercerizaciones y denuncia los negociados del sistema ferroviario. Este crecimiento es paralelo a una crisis muy profunda de la burocracia de la UF. Y eso es muy positivo. La lucha, sin dudas, será larga. El ejemplo de los trabajadores del subte en Buenos Aires muestra lo difícil que es sacarse de encima a una burocracia patotera.


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