Reportaje a Javier Rodríguez Pardo

“La presencia de la presidenta junto a la Barrick Gold se enmarca en una guerra política interna dentro de Canadá”

A fines de junio la presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajó a Canadá para asistir a una cumbre del G-20. Dentro de sus actividades por fuera de la cumbre, la presidenta compartió un almuerzo con Peter Munk, director ejecutivo de la empresa minera Barrick Gold. Esta multinacional minera ya opera en Argentina (mina de Veladero, en San Juan) y se dispone a comenzar el polémico proyecto de minería binacional Pascua-Lama. En nuestro programa radial conversamos acerca del tema con Javier Rodríguez Pardo, autor del libro “Vienen por el oro, vienen por todo. Las invasiones mineras 500 años después”.

MdH: Durante la estadía de Cristina Fernández de Kirchner en Canadá, se conoció que estuvo en un almuerzo con Peter Munk. ¿Qué lectura podemos hacer de eso?

Javier Rodríguez Pardo: La lectura es la de almorzar con una empresa que es para nosotros la nave insignia de las empresas mineras que se instalan en nuestro país, y que vienen con el único propósito de llevarse los minerales, con una cantidad impresionante de leyes que culminan con el saqueo de los minerales. El paquete de leyes que hay en nuestro país permite que los minerales salgan libremente por nuestros puertos, sin aduana. El problema fundamental con esta minería es que depende siempre de lo que digan estas empresas cuando llega la mercadería a destino, porque no pasan por la aduana. La aduana se encoje de hombros y una declaración jurada de la empresa dice que cantidad y que tipo de minerales se llevó. Todo esto hace a la facilidad que este tipo de minería encuentra en nuestro país.

MdH: El hecho de que la presidenta se exponga a mostrarse con estos señores en Canadá es un poco impresionante o políticamente peligroso en el medio de la discusión sobre Botnia, porque ahí el Gobierno nacional intenta mostrar que está a favor del medio ambiente. Y por el otro lado se reúne con Peter Munk, que es líder de uno de los máximos contaminadores del medio ambiente argentino en los últimos años.

JRP: Yo creo que es exactamente lo mismo. Hay que decirlo claramente. Sin ánimo de que mucha gente que apoya a este gobierno se sienta enojada por las expresiones que nosotros podamos decir, lo que tenemos que presentar son los hechos de manera objetiva. Y los hechos objetivos del gobierno argentino en el tema Botnia recién comenzaron cuando vio que sobre un puente había 45 mil personas, antes no había hecho absolutamente nada: no paró la construcción de la planta, ni le preguntó a Uruguay si respetaba o no respetaba las aguas binacionales. Entonces, eso por un lado. Y con respecto a la minería es exactamente lo mismo, porque aquí se le entregan proyectos a una empresa que es la Barrick Gold Corporation (que tiene sus sedes centrales en Canadá y Estados Unidos). La presidenta fue ahí, y el hecho de salir en los medios que se encontró con Peter Munk, amerita y ayuda a que todo el mundo sepa quien es este señor y de donde sale. En el libro que yo escribí “Vienen por el oro, vienen por todo. Las invasiones mineras 500 años después” hablo claramente de la relación directa que hay entre el señor Peter Munk con los narcotraficantes y tratantes de armas. Un ex socio de la empresa Barrick Gold, el que aportó mayor capital al comienzo, fue el árabe Adnan Khashoggi, un tratante y traficante de armas que ha generado guerras con las armas que repartió, generalmente a pedido de George Bush padre. En algún momento Khashoggi estuvo preso en Estados Unidos, a pesar de Bush, y Peter Munk lo sacó con una partida de dinero grandísima -más de 3 millones de dólares de fianza tuvo que poner.

Pero todo esto que nosotros podemos contar y que nos lleva libros poder escribirlo podría pasar de largo si no se tiene en cuenta lo que significa Barrick Gold en un tratado binacional argentino-chileno, que le permite explotar libremente los recursos, desviar ríos, reventar glaciares, derretirlos para poder tener agua a esa altura, y mezclarla con un tóxico químico para poder separar los minerales de las rocas. Digo los minerales porque se usan distintos químicos según lo que se quiera separar.

A mí lo que más me interesa son los hechos, el por qué se producen. ¿Por qué va a Canadá la presidenta, almuerza con Peter Munk, y lo hace frente a los ojos de la comunidad política canadiense? Lo voy a explicar. Cuando yo viajé a Canadá invitado al quinto congreso mundial de educación ambiental donde concurren miles de personas, que fue hace 3 o 4 años, fui a exponer sobre los bienes comunes, que no son recursos naturales. Y los compañeros canadienses, docentes de la Universidad de Québec o Montreal, aprovecharon y me invitaron una semana antes para exponer sobre el tema minero en el Parlamento canadiense, en Ottawa. El parlamentario liberal que manejaba todo era John McKay. Ahí me di cuenta que había una guerra política interna en Canadá porque la imagen del país estaba siendo desdibujada, a nivel local e internacional, por el daño tremendo que hacen las empresas mineras de origen canadiense.

MdH: O sea que hay un sector político canadiense que está en contra de las empresas mineras…

JRP: Claro, pero en realidad lo que quería hacer este sector liberal no era estar en contra, sino crear una ley que le permitiera al Parlamento reglar y generar normas que determinaran la forma en que deben actuar las empresas canadienses en el exterior, no solo las mineras sino cualquier empresa. El proyecto marcaba que aquella empresa que en el extranjero no haga bien los deberes podría ser sancionada y dejar de percibir unos fondos de inversión que otorga el Estado canadiense, que son fastuosos y que generosamente suele repartir entre esas empresas. McKay había diseñado la ley, y tenía ya media sanción de la Cámara de los Comunes, pero a pesar de haberse discutido hace años al día de hoy no fue sancionada, porque era prácticamente imposible que la otra Cámara la vote.

Volviendo al principio, la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto a Peter Munk y la Barrick Gold se enmarca en la guerra a la que me refería. Munk, lo que hace en este caso es explicar a ojos vistas que no hay ningún problema con la Barrick en Argentina, que Barrick hace bien los deberes, como diciendo “miren, acá está la presidenta argentina que puede atestiguar la relación entre Barrick Gold y la nación argentina”. De esa forma le da una cachetada política al otro sector, a los liberales, mostrándoles quién es la Barrick y cómo opera. Hay que tener en cuenta que cuando yo estuve exponiendo ante los distintos bloques del Parlamento canadiense, cada dos por tres la pregunta que nos hacían era “¿qué relación hay entre Barrick Gold y el gobierno argentino?” o “¿qué relación hay entre Barrick Gold y el gobierno de la provincia de San Juan?”. Y por qué preguntaban eso, bueno, porque estaban a la vista las denuncias que nosotros habíamos hecho. Por lo tanto con hechos como el almuerzo entre la presidenta y Munk se trata de limpiar la imagen de corrupción, de sobornos, que tiene Barrick Gold en el mundo entero, no solamente en nuestro país.


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