Crónicas Curturales

Nuestro cronista se puso a revisar el archivo y nos trae una historieta de la revista El Tony de 1981 que encima parece que no le gustó. Un nuevo aporte a la crítica inoperante…

La crítica de la quincena

por Maytland Goyeneche

Comic

Tal vez es mi vocación de molestar a los demás, pero elijo hacer crítica de comic y no de historieta por una simple razón: me molestan los nacioonalismos que bregan por la utilización del idioma autóctono solo porque eso garantizaría la independencia cultural. Y nada más falso en el caso de la historieta, ya que si analizamos, la palabra comic nace de la modalidad del lenguaje en sus priomeros años, es decir, eran historietas cómicas, en inglés, comic strips. Solo por eso le quedó comic al lenguaje en el habla inglesa. En el caso castellano es diferente. no tengo antecedentes de porqué se le llama así, pero es evidentemente un desprecio hacia el tema, si le tuvieran un poco de respeto, no la habrían bautizado con el diminutivo. Así es que prefiero la acepción yanqui, aunque corta de miras, a la argentina, que viene con juicio de disvalor implícita. De todas maneras, siempre usaremos indistintamente comic o historieta según nos venga en ganas, bien para referirnos a obras argentinas (historietas) o norteamericanas (comics) o bien para no repetir demasiado el término a lo largo de una oración.

Contexto

En enero de 1977 la situación del país (Argentina) no era la más linda, ni la más mejor bajo ningún punto de vista. La editorial Columba (también conocida como la editorial de la palomita), junto a Ediciones Record, una de las pocas editoriales que logran sobrevivir a la experiencia de desguace de la industria argentina llevada a cabo por el excelentísimo orejudo ministro de economía del momento, cuyo nombre no vamos a revelar aquí, en parte porque no hace falta, en parte porque el odio no es buen consejero.

Columba no era una avanzada de progresismo presisamente, sino mas bien todo lo contrario, pero como lo suyo solo era la producción de material de entretenimiento no le vamos a hechar en cara que no haya hecho nada por los desaparecidos, ni siquiera le vamos a reprochar las condiciones indignas con que trataban a su personal, la apropiación de los derechos de autor de sus artistas, ni la exigencia de producir historietas como si fueran chorizos. Después de todo, un chorizo no tiene porqué ser algo malo, inclusive si se lo sabe tratar, puede llegar a convertirse en un manjar digno de los dioses.

Que quede claro entonces, en 1977 la editorial Columba (por otra parte, pionera en el campo de la historieta argentina desde sus tempranos inicios) se dedicaba a editar revistas de historietas de enormes tiradas, generalmente consumidas por trabajadores, muy lejos del aura intelectual que la historieta desde una década antes venía ganado en el mundo de la cultura. Hay quienes dicen que no le perdonan haber sido popular, y por eso los detractores. Puede ser. No es mi caso. Lo que en todo caso no le perdono es que en el chorizo hayan metido cualquier verdura.

En ese ámbito se desarrolló la obra de uno de los autores más populares (y si quiere, polémicos, pero yo no quiero) de la Argentina. El paraguayo Robin Wood creó a Nippur como su obra más importante, y entre otros 60 personajes destacamos hoy a Mark. Que cuando era chiquito lo leía y me gustaba.

Mark

Con guión del ya citado Wood y dibujos de Ricardo Villagrán la historieta Mark apareció en la edición del 4 de Enero de 1977 de Anuario El Tony Nº 13, incluso la portada de dicha revista estuvo a cargo de su dibujante y protagonizada por el flamante personaje.

Pero la historieta que vamos hoy a reseñar es el episodio 34, titulada "Datmoor y la piel humana". Que conste, no es un episodio especial del personaje, ni pasa en él nada espectacular ni es el mejor de la serie. Es apenas un ejemplo de lo que era la serie, un episodio regular de 14 páginas. Como todas las historietas que aparecían en las revistas de Columba. Todas tenían esa cantidad de páginas. Ni más ni menos. esta historieta en particular es en color, cosa que no todas traían, salvo números especiales como los anuarios, pero por lo general eran revistas de 10 o 12 comics (de 14 paginas como habíamos dicho) de los cuales solo unos tres o cinco venían a todo color.

El color

Solo las historietas más importantes venían coloreadas. Y éstas eran más importantes por varios motivos:

  1. El dibujante, a pesar de que nunca figuraba el mismo en el índice. Había una serie de dibujantes que eran los más importantes, entre los que destacaremos a los hermanos Villagrán, Lucho Olivera, Cacho Mandrafina y Carlos Vogt, otros como como Carlos Casalla no eran menores en el arte de hacer garabatos, pero por su estilo un tanto menos domesticado no pertenecían a las "grandes ligas".
  2. El autor, o más específicamente, Robin Wood. Las historietas de Wood casi nunca eran en blanco y negro, salvo en una época en que era el guionista de prácticamente el 90 % de la producción y, seudónimo mediante, varias de sus historias ligaban el blanco y negro.
  3. Adaptaciones de películas.

Es como si la posibilidad de acceder al color, que por cuestiones de economía y avances técnicos ahora era más posible que en un pasado no muy remoto, le otorgara a las historietas un plus de efectividad. En el mundo del comercio, donde solo importa lo que se consume y cuanto se lo hace, es evidente que es importante que una revista sea a color antes que en blanco y negro. Sucede distinto si queremos medir la cosa con la vara de la calidad, o por decir de alguna manera, de la artisticidad. Hay dibujos que necesitan el blanco y negro para poder desenvolverse en su terreno, otros no soportarían la prueba del color. Lo curioso es que si bien se le otorga a las historietas a color una importancia superlativa, le dieran el trabajo de colorear las historietas a personas que carecen completamente de sensibilidad estética. Incluso hay casos en que parece que los coloristas odiaran a la empresa y quisieran que se fundan.

Porque es claro que los dibujantes no son responsabes del colorido de las historietas, que si bien no se consigna en ningún lado quien es el encargado de colocar color a las páginas, sospecho yo que debe ser para evitar que algún defensor del buen gusto mate al desgraciado.

En el caso de Mark tuvimos suerte. Nos tocó un colorista que si bien estaba a años luz (pero miles de años luz) de ser un Pierre-Auguste Renoir, algo de sentido común tenía. No por eso le dejaremos pasar de largo esas piedras rosadas, amarillas y naranjas que en un mismo cuadro nada tenían que hacer juntas. Por lo demás, los mutantes eran amarillos, así que no está mal que se vean amarillos, y las personas normales podriamos aceptar la convención de que sean naranjas, y como los destructores (personajes humanos mala onda) se maquillan la cara de blanco bien está que sus rostros sean blancos. Lo que no explicaría porqué en ocasiones se los ve de color naranja. Si tuviéramos que puntuar el color de esta historieta en particular, y a la vista de la media de Columba, le pondría un cuatro (sobre diez). Lo que es ya un montón para semejante despropósito pictórico.

La historia

La serie en sí es un choreo a Omega man, esa película donde actuaba Charlton Heston de la que ya hemos hablado que a su vez estaba inspirada en Soy leyenda, el libro de Richard Matheson donde el último hombre sin contaminar luchaba contra los vampiros. En Omega man el tipo no luchaba contra vampiros sino contra mutantes. Los mutantes de Mark son inspiración directa de Omega man, incluso usan las mismas túnicas con capuchas. Pero Wood lleva la apuesta un poco más allá y agrega una serie de pandillas que conviven en un mundo devastado por la bomba atómica. Estas otras pandillas serían los destructores, que son humanos sanos pero pelados (tipo skihead), grandotes, se visten de cuero negro, se maquillan como los mimos y usan medallones setentistas. Estan también los humanos que sin ser destructores son simples sobrevivientes (como el propio Mark), pero en general son también gente de poco fiar, ya que son cobardes y pequeños burgueses. Después están los científicos, que serían los humanos que originaron todo, tipos blanquitos, débiles y que se visten de lycra y viven en una ciudad no contaminada protegida por una cúpula de cristal. Ahora mismo no estoy muy seguro, pero me parece que estos personajes son los mismos que usó para Or Grund, otra historia postapocalíptica de la misma dupla de creadores(Wood/Villagrán). Bueno, Mark es un sobreviviente que junto a su amigo Hawk van paseando por el mundo desolado haciendo el bien allí donde llegan, pero no todo está muy bien, es mas bien una historieta de caracter pesimista, donde lo que prima es la máxima "el hombre es malo", pero uno solo hace la diferencia. Apostemos entonces por la superación del hombre, siendo Mark el resumen máximo de esta idea, aunando en sí el coraje, la pasión, el orgullo, la amistad, y porqué no, un cuerpo musculoso y un bello rostro. Y en el transcurso irán sucediendo muchas historias que no tendán final feliz (se suponía que debían ser finales felices para entretener a la masa... bueno, la historieta se podía dar el lujo de tener final triste, sobre todo en años de tan oscuro signo social, pero eso sí, con moraleja).

Lo formal

Visualmente la historieta se sostiene en un dibujo de factura realista sin mayores demostraciones de virtuosismo, pero sin embargo de una cuidada confección, sin buscar el plano fácil, sin eludir el escorzo allí donde haga falta. Carlos Villagrán es un excelente dibujante, y si bien no es el mejor de la casa es de lo más dúctil y eficiente. Las viñetas página (splash page) con que suele abrir y cerrar las historietas, como en el caso de la historia de hoy, no son nuingún alarde de diseño o buen gusto, pero en el contexto de historietas comerciales, que no solo que no aspiran para nada al podio artístico sino que además lo elude, que se enorgullece de ser un trabajo que te da de comer, podríamos decir que cumple bien. El mismo desarrollo espacial de la historia, la sintaxis es mas bien formalona y simplona, en páginas de nueve viñetas que predominan sobre otras páginas donde se altera el cuadriculado solo para poder hubiar la acción, quiero decir, no es que el cambio de estructura de mueve viñetas por páginas se altere por alguna razón específica de guión, para significar algo, sino simplemente para poder hubicar los dibujos y el texto que la página de nueve viñetas no permitía. No es que eso esté mal, solo lo apunto para marcar el caracter tradicional de la historieta, su perfil bajo, su falta de espíritu reflexivo tan típico de la editorial.

Datmoor y la piel humana

El episodio que hoy nos ocupa lo encontré en una caja en mi biblioteca, buscando otra cosa. Estaba separada del resto de la revista, la que no estaba, así que supongo que la separé por algún motivo en especial, andá a saber cuando. Lo que sí se es que es de 1981 por una propaganda que había atrás de la última página. Y las revistas de Columba desde el 76 hasta 1983/85 supo mantener una cierta calidad homogénea, pero sí es cierto que hacia 1983 la calidad fue mermando hasta llegar a la década del 90 con resultados vomitivos.

Este episodio nos encuentra a nuestros amigos Mark y Hawk llegando a una ciudad donde hay unos mutantes que, oh casualidad, no se los quieren matar. Porque, bueno, hay unos destructores que sí los quieren matar. El problema es que nuestros amigos sufren del síndrome de Batman, ya que siempre los toman de rehenes, aún cuando, como en este caso, ya habían logrado reducir a una peligrosa humana que los estaba acechando desde un edificio. Los destructores los agarran a los tres humanos y los atan y pretenden divertirse a costa de ellos, débiles humanos. Son flores de vivos los destructores. Primero uno quiere luchar conrtra Hawk y lo matan de un mazaso, al destructor, no a Hawk, que tiene el brazo de hierro y es superfuerte. Pero no le hacen nada a Hawk. Solo lo dejan por ahí y se diverten entonces con la mujer, que si bien estaba armada al principio resulta que era una tierna doncella que la hacen escapar para ir tras ella como en esa película que hacían cacería humana. Pero bueno, no deberían haberlo hecho. Porque justo había un par de mutantes que se cargan a todos los destructores. Fin.

Acá está cuando los atrapan y le pegan a Mark, esos bastardos...

Y acá abajo una de esas excepciones de página de nueve cuadros, y como podrán observar la sustitución de la hilera superior de una tira de tres por una de cuatro es acertadísima, porque permite una aproximación al ojo del mutante mientras dice no, no es que me contradiga con lo anteriormente observado, solo es que el dibujante, en un acto de profesionalismo, hace la sustitución en función de lo que tiene que contar, y no en función de desestructurar nada.

Ahí está cuando Hawk mata al destructor con su brazo mutante.

Mutantes

Y esos dos mutantes que vienen observando todo desde el principio son la cuestión principal de la historia. Uno es Datmoor y el otro no es la piel humana del título, pero es su amigo. Lo que no me queda claro es la cuestión de los mutantes. Se supopne que son malignos, que por el solo hacho de estar infectados son uns monstruos que solo quieren matar a los humanos sanos, para violar a las mujers y comerse a los hombres. Pero igual que pasa con los vampiros, nunca queda claro. si se convierten en mutantes, ¿qué es lo que cambia? ¿será que el virus que los contagia les modifica algo en la estructura del cerebro que los hace ser malignos además de horribles, amarillos y de ojos rojos? Debería ser eso, porque si no, si solo se explica su horror porque se vuelven feos y resentidos entonces no debería haber mayores diferencias con los humanos que no están infectados. Pero no son como los zombies, que eran personas normales que cuando se mueren se convierten en zombies. Entonces el zombie no tiene nada en común con la persona que era antes, salvo el cuerpo. Pero el vampiro, cuando se convierte en vampiro, parece que sí se acuerda de cuando era persona normal, y hasta a veces actúa como persona normal comn sentimientos y todo. Considero que es un error garrafal. Si es monstruoso, y no tiene que haber lugar en su personalidad para sentimientos humanos. Ahora si lo único que cambia es que ahora sos vampiro, o mutante porque para el caso es lo mismo, en lugar de mortal, que ahora tenés que alimentarte con sangre. Pero seguís siendo el mismo tipo que antes... Entonces está bueno. Así, ¿quien no quiere ser vampiro? Con los mutantes es distintos porque son realmente feos, es como enfermarse mal. Y esta historia de Mark es de ese tipo. Hay un par de mutantes que lo único que los diferencia de los humanos es la piel amarilla, los ojos rojos y la túnica azul con capucha.

Y para el caso es interesante ver como una criatura que se supone monstruosa puede actuar más éticamente que otra que se supone normal. Que de todas maners es uno de los temas preferidos del género fantacientífico-terrorífico. Pero si todos los mutantes comparten estas características el personaje del mutante no tiene sentido, es absurdo y arbitrario. Y éste mutante en particular, Datmoor, no es especial, es un tipo más y su grandeza se reduciría a simple complejo del perdedor que se redime. Pero es claro, acá estamos en presencia de la arbitrariedad como forma, como naturalidad en la manera de conducirse. Así que es arbitrario el que un mutante se identifique y se comporte como un humano cuando los mutantes son los enemigos de los humanos. Pero por las convenciones de la historieta, por los indicadoes que se van desplegando a lo largo de la historia nos damos cuenta de que Datmoor es una especie de mutante arrepentido, pero al final de cuentas, no importa. Es como buscarle la quinta pata al gato. Los amantes de la historieta anti-intelectual me van a despreciar por querer intelectualizar una historieta comercial. Allá ellos, creo que es importante analizar la materia que nos ocupa, sea esta cómic, canción punk o cuento de Borges. Es la única manera de ir mejorando para no repetir los errores. Por más que haya detractores de la crítica. Todavía no me han convencido de que hacer crítica esté mal y que solo pueden hablar los que hacen, porque analizar algo es hacer también.

Datmoor

Y la cosa sería interesante sino fuera por el contexto de poca elaboración de las acciones que suceden el la historieta en general. Al principio vemos a dos mutantes que bajan a un poblado en busca de medicinas porque su amigo está enfermo. Ya partimos mal: son conductas típias de buenas personas, ¿no era que los mutantes eran feos y malos?

Por lo menos mantienen nombres de mutantes, Bert, Bardem, Datmoor, como si antes de ser m utantes ya se llamaran con nombres de muchas consonantes.

Datmoor ve a la chica rubia y le recuerda a su antigua esposa, y por lo tanto a su pasado como ser humano normal. Que a juzgar por el dibujo del final era un oficinista de traje y corbata (corbata horrible nomas). Su amigo le dice que lo olvide, que no se metan, es como si fueran uruguayos mirando algo que hacen unos argentinos y deciden no meterse, son cosas de argentinos. Pero Datmoor se acuerda mucho de cuando era argentino, digo, mutante y decide meterse. El amigo le insiste en que ya no es más humano y a cascarla. Pero Datmoor insiste con que ser humano estaba bueno. Y se queda y ayudan a los humanos buenos y matan a los humanos malos, los destructores. Pero como nada es gratis en el camino a Datmoor lo matan y la mujer rubia que le recordaba a su esposa le da las gracias y él le acaricia su piel suave y muere recordando lo bueno que era ser persona normal. No está mal. Como sucede con casi toda la obra de Wood, cuenta con el potencial de ser una excelente obra, buenas ideas, muy buenos dibujantes, pero se queda a mitad de camino, tal vez gracias al ritmo de producción exigido por la editorial, o por la misma falta de respeto por la historieta como lenguaje. Una verdadera pena.

Miren, que buena esa viñeta donde Datmoor mientras dispara contra el destructor dice: "Adios, destructor. Los seres humanos te exterminan".

Conclusión

Como pasatiempo mientras viajamos en el subte no está mal, como experiencia antropológica tampoco, es entretenida, bien dibujada, y hasta tiene mensaje. Es casi como un choripan, pero, bueno, sin chimichurri. Y de vez en cuando está bien comerse un choripan. Pero que querés que te diga, yo prefiero las hamburguesas.

Y por si os interesa podeis leerlo mas grande Aquí.

Buenas noches.


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