Reflexiones electorales

por Javier González y Miguel Espinaco

Entre la alegría y la tristeza de sólo unos pocos militantes, se desarrollaron el 28 de junio pasado, nuevas elecciones en Santa Fe.

Alegría y tristeza  de unos pocos porque el contexto de psicosis por la Gripe A H1 N1 –absoluta e irresponsablemente agitada desde los grandes medios de comunicación- y la polarización generada entre el Frente Progresista Cívico y Social, liderado por el Partido Socialista y el peronismo de Santa Fe Federal liderado por Carlos Reutemann, parecieron ser las causas del importante ausentismo registrado, nada más ni nada menos que el 24,35% del padrón provincial.

Dejemos de lado la cantidad de tonterías que se dijeron desde los medios de comunicación el mismo día de la elección cuando se daban datos equivocados y sin ningún tipo de asidero, quizás basados en algunas bocas de urnas y encuestas pagas que no solo significaron hacer un papelón a unos cuantos periodistas, sino también al mismo partido gobernante, el Partido Socialista, por cuya vocera Marta Fasino nos enteramos, allá por las 19 hs. del 28 de junio, del importante triunfo del oficialismo, algo que finalmente nunca ocurrió, sino en sus ansias y fértil imaginación.

Finalizado el recuento oficial, fue el peronismo de Santa Fe Federal quien finalmente se impuso en ambas elecciones, tanto a Senadores  como Diputados Nacionales.

Algunas aclaraciones previas

Generalmente los medios de comunicación y los políticos calculan el porcentaje obtenido por cada partido sobre los votos positivos y no sobre la totalidad del padrón. Esto hace que los porcentajes se inflen un poco y de algún modo les otorguen un tanto más de legitimidad, dado que no es lo mismo decir que se obtuvo el 42% de los votos que solo un 30%. Y sin embargo esto es lo que ocurre generalmente, los que ganan lo hacen por un margen mucho más pequeño que el que anuncian los medios.

En estas breves reflexiones vamos a tomar los datos sobre el padrón total, sin descontar votos en blanco y nulos porque creemos que esa importante cantidad de voluntades debe ser escuchada y que evidentemente algo significan por más que, como dijimos, los grandes medios y los políticos en general  siempre intentan ocultarlo o minimizarlo.

Por ejemplo, en su edición online el diario El Litoral afirma en una nota del periodista Mario Cáffaro que “El 72% del padrón votó por algunos de los candidatos”, ofreciendo todo este tipo de análisis y datos a los que nos referimos.

Para hacer una rápida comparación no hace falta más que ver los cuadritos que acompañan la nota. Por ejemplo, para la elección a Senadores Nacionales, los medios dicen que Reutemann ganó con un 42,34% de los votos y que Giustiniani del Frente Progresista salió segundo con un 40,57%. Pero si se calculan sobre el total del padrón, el porcentaje obtenido por Santa Fe Federal se reduce a 30,48% y el de Giustiniani a 29,20%. Los votos en blanco y nulos sumaron juntos un 3,65% de votos sobre el padrón total.

Para la elección a Diputados, los votos de la lista de Santa Fe Federal pasan de un 39,87% sobre los votos positivos a un 28,35% sobre la totalidad del padrón, y los del Frente Progresista significan en realidad un 28,30% y no el 39,81% que afirman los medios de comunicación.



Cuestión de lecturas

Lo que está claro es que el triunfo de Santa Fe Federal se produjo en las dos elecciones y que esto causó alegrías, tristezas y unos cuantos exabruptos tanto del Gobernador socialista Hermes Binner, como, del ahora presidenciable,  Carlos Reutemann y de la Concejala Alejandra Obeid.

Reutemann ganó, Binner perdió. Esta es una de las formas en que se presentó el resultado.

Hay algunas cuestiones a tener en cuenta para explicar el triunfo de Reutemann.

Por un lado debemos tener en cuenta que las elecciones se dieron en un contexto nacional desfavorable para el Kirchnerismo, en parte debido a sus propios errores políticos y en parte al continuo ataque que desde los grandes medios de comunicación se viene realizando desde hace algún tiempo, más precisamente desde que comenzó el conflicto con las patronales del campo.

Si bien, tanto Reutemann como Binner y Giustiniani, intentaron capitalizar ese descontento, lo cierto es que el mejor posicionado siempre resultó el Lole, quizás por ser él mismo un terrateniente y lograr mostrarse como un referente importante de ese espacio político anti K que intenta conformarse.

Por otro lado debemos tener en cuenta que los medios nacionales son los responsables de la construcción del “candidato presidenciable”. Fundamentalmente el diario Clarín se encargó de construir esa imagen, prácticamente subiéndolo a Reutemann al escenario nacional. La legitimidad que otorgan los grandes medios de comunicación, hace que se construya esa imagen de Reutemann como político serio, medido, austero y sensato –algo que hemos escuchado hasta el cansancio- olvidando de señalar todos esos aspectos que hacen al verdadero Lole, su llegada a la política  apadrinado por Carlos Menem, su política privatista que tanto daño causara a la Provincia y dos hechos que pareciera que Clarín, La Nación y Mariano Grondona olvidan: la responsabilidad política por las muertes de 2001 y la inundación provocada de la capital santafesina en 2003. Apenas un pequeño olvido.

Esta construcción del personaje fue tan evidente que tanto Mariano Grondona y Joaquín Morales Solá, en entrevistas realizadas a Reutemann en sus respectivos programas de televisión, hicieron la misma pregunta y recibieron la misma respuesta guionada del ex corredor de F1. Apenas una desprolijidad.

Obviamente, que la construcción de un candidato nacional hace que comiencen a movilizarse los punteros que durante 24 años hicieron clientelismo en masa en la provincia de Santa Fe, entusiasmados por ese proyecto que les promete algún tipo de protagonismo futuro en el centro del aparato burocrático. Esto pudo verse claramente el mismo día del escrutinio ya que Reutemann consiguió movilizar lo peor del peronismo santafesino.

Otras razones que operaron a favor del triunfo de Reutemann tienen que ver con su condición de “ídolo popular” lo que agrega un plusvalor evidente y las internas al interior del gobernante Frente Progresista Cívico y Social, ya que resultó llamativo que los intendentes de las dos ciudades  principales de la provincia,  Mario Barletta en la capital como Miguel Lifchitz en Rosario, no movilizaron sus respectivos aparatos para garantizar que Giustiniani gane. Aquí no pudo imponerse la vieja sabiduría del peronismo que dice “primero ganamos, después nos peleamos”, algo que en el Frente Progresista deberán aprender para futuras elecciones.

Pero hay algunos elementos que relativizan este triunfo

En primer término porque más que un triunfo de Reutemann estas elecciones significaron una derrota de Binner.

¿Por qué decimos esto? Porque el Frente Progresista perdió 170.810 votos con respecto a la elección de 2007 que puso a Hermes Binner al frente del Gobierno Provincial mientras que Reutemann obtuvo unos 35.843 votos más que la mala elección que había hecho Rafael Bielsa, diferencia que alcanza para cubrir el crecimiento del padrón electoral pero que no significan haber capitalizado el descontento con la actual gestión.

Es más, si consideramos la elección de 2003 en la cual Reutemann fue electo Senador Nacional, la cantidad de votos perdidos fue de 50.957, y si tenemos en cuenta la elección a Gobernador de 1999 la pérdida de votos para el Lole fue de más de 200.000.

Más allá de lo que dicen sus militantes y el periodismo complaciente, lo cierto es que un 70% del padrón no votó por Reutemann y que este es un dato a tener muy en cuenta. Obviamente que tampoco se puede decir que ese 70% votó contra Reutemann porque no sería verdad, pero el dato es perfectamente constatable.

¿Por qué perdió el Frente Progresista Cívico y Social? Esa es una respuesta que tendrán que encontrar dentro de la alianza gobernante. Pero los datos son concretos, en poco más de un año y medio se perdió un capital importante, dilapidando esa gran cuota de esperanza que habían sabido generar en un sector importante de la población santafesina.

El caso particular de la ciudad de Santa Fe que por si hace falta aclararlo se inundó en 2003 cuando Reutemann era Gobernador a pesar de que los principales referentes del peronismo provincial y nacional habían inaugurado y pagado las obras de defensa, resultó llamativo porque se esperaba una elección diferente. En este balance que explique las razones del triunfo de Reutemann en la ciudad capital de la provincia deberá tenerse en cuenta que, más allá de los exabruptos de Hermes Binner que no dudó en hablar de “Síndrome de Estocolmo” para explicarlo, habría que preguntarse si no es que  una gran parte de la población no hace la misma lectura que hacen las organizaciones de inundados y de derechos humanos sobre la responsabilidad de Reutemann en la inundación de 2003. Quizás, en ese sentido, haya logrado imponerse el cinismo del Lole cuando dijo “A mí nadie me avisó”, mintiendo descaradamente a todos, fundamentalmente a todos aquellos que perdieron familiares y amigos bajo las aguas del río Salado.

También es importante tener en cuenta que el desprecio que los socialistas manifiestan por los empleados públicos al que parecieran responsabilizar por 24 años de malos gobiernos, es una de las importantes razones de la pérdida de esperanza en los “buenos tiempos”.

Este último punto no es menor, porque cuando los trabajadores santafesinos enfrentaban en la calle los planes de ajuste y las políticas privatizadoras que llevaban adelante los gobiernos de Reutemann y Obeid, los socialistas no estaban en las movilizaciones, moviendo su aparato y apoyando las reivindicaciones obreras.

Los exabruptos

Como dato anecdótico quedaron los exabruptos de Binner diciendo que los santafesinos padecíamos del Síndrome de Estocolmo, una forma bastante grosera de evadir la responsabilidad por una derrota electoral que no expresa otra cosa que la imposibilidad de hacerse cargo de los propios errores, algo imperdonable para quienes dicen tener un proyecto de reforma del Estado y la sociedad.

También están los exabruptos del Lole Reutemann que no fueron menores, por un lado diciendo que la medida de suspender las elecciones abiertas que debían realizarse el día 5 de julio obedecía a razones políticas porque el oficialismo  temía ser derrotado, algo que no resiste el menor análisis porque  se trataba de internas partidarias y no de un enfrentamiento entre las dos principales fuerzas políticas y, por otro lado, cuando intentado elogiar a los rosarinos dijo al diario La Capital que "Rosario tiene la gran ventaja de no tener el gobierno acá. Es una ciudad pujante, de emprendedores, llena de tipos que se tienen que levantar a la mañana, levantar la persiana y trabajar, sin la estabilidad del empleado público". Más claro echale agua.

El otro exabrupto y no menos peor fue el de la concejala de Santa Fe Alejandra Obeid, hija del ex gobernador Jorge Obeid, que pidió al Concejo Deliberante de la ciudad capital declare “Persona no grata” al gobernador Binner por sus dichos.

¿Si se declarara persona no grata al gobernador por sus dichos, que habría que haber hecho con Reutemann por su responsabilidad política en el asesinato de Pocho Lepratti y varios más en diciembre de 2001, por la inundación de 2003 y su secuela de daños y muertos o por las políticas privatizadoras de su propio padre, incluyendo la represión y los balazos propinados a los trabajadores bancarios en marzo de 1996?

Es evidente que a la concejala Alejandra Obeid tampoco nadie le avisó.

Para terminar

El triunfo de Reutemann tiene su importancia y lo ayuda en su intento de nacionalizar su candidatura que, por lo menos por ahora, cuenta con el apoyo de algunos sectores burgueses y los medios de comunicación nacionales.

Es claro que esto lo fortalece al interior del justicialismo y que, incluso, el peronismo se fortalece a nivel provincial ante el Frente Progresista, aunque hay que tener en cuenta que la victoria fue eso y nada más, porque de hecho no cambió la composición del Parlamento Nacional y además que la misma fue por un margen muy escaso, por poco más de 30.000 votos en Senadores y solo 1064 votos en Diputados.

Seguramente este fortalecimiento del peronismo provincial lo ayudará en su política de ponerle palos en las ruedas al Frente Progresista y habrá de esperarse nuevos enfrentamientos como los ocurridos con la fallida Reforma tributaria y con la aprobación del presupuesto provincial.

Para el oficialismo no significa una derrota contundente, no solo por el escaso margen por la cual se produjo, sino porque le permite pensar y reflexionar acerca de la posibilidad de rectificar el rumbo de su gobierno.

¿Qué nos queda para los trabajadores? Quizás volver a reconfirmar la necesidad de no depositar las esperanzas en que uno o dos iluminados vengan a solucionarnos los problemas, sino en confiar en nuestras propias fuerzas y nuestras propias luchas, en nuestra capacidad de transformación  y cambio.


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