Otra vez nos boletean

por Enzo Vicentín

Desde hace poco más de una semana la máquina expendedora de boletos del colectivo nos da la nueva bienvenida: para viajar hay que pagar 1,65. Es decir, 10 % más que antes. Siempre y cuando tengamos una tarjeta magnética en la mano; si pagamos con monedas la tarifa es de 1,80. Repasando entonces, 10 % de aumento para las tarjetas, y 20 % para las monedas. La gente se pregunta, y con justicia, por qué aumenta nuevamente un servicio que está cada vez peor, donde las frecuencias en algunas líneas son enormes y la calidad de los coches ha caído considerablemente en los últimos meses. No hay que tener ningún título técnico para darse cuenta de eso.

Ante una nueva ordenanza sancionada el pasado jueves 23 de abril por el Concejo Deliberante de la ciudad, uno se pregunta con bastante de hartazgo hasta cuando se va a repetir esta historia de los aumentos por un servicio que día a día empeora, o por lo menos manifiesta no mejorar. Si hacemos memoria y nos vamos al 2007, el actual intendente Mario Barletta hizo campaña prometiendo una nueva licitación para un mejor servicio de transporte público en la ciudad. Claro, las concesiones del otrora “mejor transporte de Sudamérica” según Jorge Obeid, se habían vuelto precarias y el sistema andaba a los ponchazos desde hace rato, aumentando de vez en cuando gracias a las presión de los empresarios y al cómplice accionar de la gestión Balbarrey. Todo, según nos dijeron los radicales que hoy ocupan el edificio municipal, iba a cambiar para mejor. Va un año y medio de gestión de la nueva municipalidad. ¿Cuál fue el resultado en materia del transporte? Dos aumentos, uno el año pasado, otro ahora. ¿Y la licitación? Bien, gracias. Con la ordenanza del último jueves casi que le ponen una lápida al proyecto de un nuevo transporte para la ciudad a partir de una licitación.

Hagamos un breve repaso. El año pasado los empresarios dijeron que no podían pagar los aumentos acordados a nivel nacional por los trabajadores. Éstos, agremiados en UTA, pararon y la Municipalidad terminó subsidiando a los empresarios con 1,5 millón de pesos mensuales para que la rueda del transporte siga girando. A fin de año el Municipio presentó un proyecto de licitación para dar vuelta la página de los últimos 15 años y tener un transporte decente. Ese proyecto duró menos que el lamento por la muerte de Alfonsín. Volvamos al presente. Abril de 2009. Los colectiveros piden un aumento que los empresarios dicen no poder pagar entonces se evita el paro a partir de que la Municipalidad garantiza pagar el subsidio 3 meses más. Días después el Concejo Deliberante aprueba un mensaje del intendente Barletta tratando de aplicar por ordenanza todos los avances que en cuanto al control sobre las empresas quería aplicar la nueva licitación. La cuestión no es solo que se le da la extremaunción a la nueva licitación, sino que también se revive la vieja y nefasta fórmula polinómica, que reajusta el precio del boleto cada vez que los costos suben. El diario El Litoral lo dice como al pasar: “Los porcentajes que se considerarán para el nuevo costo son: el reconocido de variación de la tarifa; promedio de variación del valor de una unidad nueva; promedio de variación del precio del gasoil subsidiado; promedio de variación del salario convenido con UTA; variación de precios y de subsidios otorgados”. ¿Alguien duda que ante cada paritaria nacional que negocie UTA con los empresarios ese costo va a pasar a la tarifa? Lo mismo se puede aplicar al precio del gasoil o al de las unidades nuevas.

El intendente Barletta nos dijo la semana pasada que “El pequeño esfuerzo [o sea el aumento] que le planteamos a la ciudadanía santafesina tiene que ver con comprender que estamos ante un servicio superador del transporte que tenemos”. Aceptemos la propuesta del Intendente y veamos en qué aspecto podría ser este nuevo esquema un sistema superador. Los empresarios dueños de la mayoría de las líneas del transporte urbano siguen siendo los mismos. Algunos entraron con la licitación de 1994 y siguen ahora. Varios están sospechados de vaciar empresas, de declarar un número de coches que no se correspondía con la realidad (con el fin de cobrar más subsidios de los que les correspondían), y básicamente, de no otorgar ningún número concreto que permita saber cuanto cuesta un boleto de colectivos en la ciudad de Santa Fe. Los concejales que votaron ahora a favor del nuevo sistema y del aumento son los que en 2006 decían que “los empresarios han demostrado una actitud de irresponsable ‘desentendimiento’ sobre el conflicto planteado cuando ellos son los principales involucrados en el problema: a ellos les corresponde otorgar el aumento salarial y si consideran que sus costos operativos no pueden absorber dicho incremento, por lo menos hubiesen tenido la dignidad de presentar los informes sobre corte de boletos de los últimos meses; información que, según ya lo hemos manifestado, hasta el día de hoy no nos ha sido entregada” (fuente). Esto decían la Unión Cívica Radical y el Parido Socialista cuando Balbarrey decidía por decreto aumentar la tarifa. ¿Entonces ahora en qué estamos? ¿A las palabras se las llevó el viento o un colectivo fantasma que pasó por la Municipalidad? Los concejales que antes se quejaban porque el Intendente aumentaba el boleto sin ningún informe de por medio hoy apoyan a otro Intendente que aumenta el boleto sin ningún informe de por medio. Y los que votaron a favor de los aumentos que daba el último Intendente hoy votan en contra del aumento que da el actual Intendente cuando hace lo mismo. A pesar del juego de palabras, no es difícil entenderlo. Por otro lado la actual gestión argumenta que con el nuevo esquema habrá una mayor autoridad del Municipio para controlar a los empresarios. Se establecen una Autoridad de Aplicación, un Órgano de Control, sistema de GPS en todas las unidades y el poder del Ejecutivo de imponer multas a las empresas. En el discurso y en la planificación parece todo correcto, pero vale preguntarse qué ha pasado en la realidad del transporte en los últimos años. Las instancias de control no parecen haber sido eficaces, ni en la gestión anterior ni en la actual. ¿De qué capacidad de control habla Barletta? ¿De la misma que tienen para permitir que los coches nuevos se vayan a otras provincias y acá venga el descarte de las empresas del conurbano bonaerense? (fuente). ¿De la misma que tienen para permitir frecuencias de media hora en horarios pico?

Cuesta entender de qué habla el Intendente cuando habla de servicio superador. Tal vez en lo único que este nuevo sistema supere al anterior es en el grado de negociado que tiene. Porque tan solo una semana después del anuncio del aumento la Municipalidad salió a informar que a partir de ahora se suman 23 colectivos cero kilómetros y 19 coches modelo 2004 (fuente). Con el aumento asegurado, de pronto aparecen coches nuevos. ¿Justo ahora? Esto es una joda. Otro aspecto superador es el lugar que ocupa Santa Fe en el ranking de tarifas de colectivos a nivel nacional, que lo ubica entre las tarifas más caras del país, sólo superada por Necochea, Tandil y Río Gallegos, ciudades que tienen muchos menos habitantes que Santa Fe (fuente). Lo que esta nueva ordenanza supera es la conciencia de la gente que viaja todos los días en colectivo, y que no necesita que le digan que la realidad supera cualquier ficción que el Intendente les quiera hacer creer. El nuevo sistema solo se supera en sus vicios. Y la rueda sigue girando.

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