Brevísimos de sábado (15-11-08)

Vacuna contra la democracia

por Miguel Espinaco

Hace algunas semanas escribí sobre el aborto, mejor dicho escribí sobre cómo la iglesia se mete en el cuerpo de las mujeres y sobre cómo esa violación sistemática se realiza a través de los jueces y del Estado, cómo son ellos los que trasladan al conjunto social las órdenes de los sotanudos.

Lo de Tabaré Vazquez en Uruguay es apenas un nuevo ejemplo y alcanzaría para hablar un rato largo sobre el tema, pero hay otro enfoque posible y también necesario, del veto a la ley de salud reproductiva en Uruguay, el hecho sirve como demostración de un afirmación de esas que si uno las afirma así en crudo parecen una contradicción, un juego de palabras insensato, un truco literario: las instituciones de la democracia están hechas para impedir la democracia.

Que no? ¿Te parece que no?  El Frente Amplio, expresión del progresismo uruguayo, para algunos la fuerza de izquierda socialista de Uruguay, ganó las elecciones contra los partidos que se sostuvieron por años en el poder en el 2004.  Antes, esos partidos que habían sido el esqueleto del bipartidismo, habían llegado hasta a deponer sus enfrentamientos y a juntar sus votos en el 99 para derrotar al Frente Amplio en el ballotage.  Cinco años después ya ni eso daba resultado y entonces perdieron por afano en la primera vuelta.  Durante todo ese tiempo, el Frente Amplio había sido domesticado en ese mundo en que se aprenden el acomodo y la transa, al punto que cuando Tabaré Vazquez llegó al poder ya era difícil distinguirlo de algún presidente de derechas, como dirían los españoles.  Ahí está Botnia soplando humo, como demostración de lo que digo.

Entonces, ahora, resulta que 57% de los uruguayos está a favor de que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo, pero como los uruguayos no deliberan ni gobiernan sino a través de sus representantes, tuvieron que remar para que sus legisladores sacaran una ley que despenalice el aborto y al final lo lograron, pero todavía las instituciones tenían un nuevo recoveco, una nueva sorpresa, un nuevo dique de contención, una nueva vacuna contra la democracia: el presidente veta, tiene potestades de rey, lo que él piensa no vale un voto sino todos, él decide, y entonces por eso, no hay aborto despenalizado en Uruguay.

Está bien, vos podés decir, al final van a conseguirlo en algún momento, pondrán otro presidente, castigarán a este en las urnas, qué se yo, a lo mejor, pero eso no cambia el hecho de que si lo logran será empujando, forzando, saltando como si fuera obstáculo lo que debiera ser herramienta,  esas instituciones de la democracia que, como te decía y aunque parezca un juego de palabras insensato, están hechas para impedir la democracia.


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