Breves de sábado (03/11/07)

La Estupidez

por Miguel Espinaco

Qué cosa jodida la estupidez, ese sí que es realmente un monstruo grande y pisa fuerte.

Al principio hay confusión y uno entiende: toda una maquinaria de propaganda se monta para que esa confusión exista, la verdad sucede en el fondo de campo y la mentira está en el primer plano, así que la confusión es, digamos, aceptable, inevitable.

Después aparecen las pruebas y hay juicios por televisión y las cosas se saben y los vecinos cuentan cómo se llevaban a los que después iban a ser desaparecidos y aparece la ficción en forma de programas que hablan de historias que podrían haber sucedido así o más o menos y ya nadie puede chuparse el dedo, ya nadie puede hacerse el distraído. Lo que pasó pasó y ya no puede esconderse.

Pero la estupidez resucita siempre como el ave fénix. No lo digo por el fiscal Claudio Palacín, que de estas maniobras seguirá llena el mundillo judicial y entonces no hay por qué extrañarse. Ni siquiera lo digo por los que motorizaron una supuesta Memoria Completa que pretende que nos acordemos sólo de los que le conviene a los defensores de la dictadura de Videla.

El problema es que mucha gente vuelve y otra vez piensa como le habían hecho pensar al principio y se olvida de la verdad a la que se había asomado.

A ver. El asunto es así. Un fiscal santafesino, un tal Claudio Palacín, decidió que debía considerarse crimen de lesa humanidad el asesinato del coronel Argentino del Valle Larrabure, cometido por el ERP en 1975.

Legalmente el asunto no tiene mucho vuelo, ya que la Corte Suprema había calificado ya en el caso Simón, que los delitos de lesa humanidad los comete el Estado y desde el Estado, poniendo su propia maquinaria al servicio del terror, o sea que desde el punto de vista jurídico esto está llamado a ser una anécdota que rápidamente pasará al olvido.

La cola que trae es sí un verdadero problema. Si te detuviste a leer las notas y las polémicas, verás que ya aparecieron los más disparatados argumentos que aluden a la vieja teoría de que había dos bandos en conflicto militar y que todos los que mataron eran unos asesinos terroristas, demonios idénticos e indistinguibles.

Detrás de estas estupideces baratas viene seguro lo de la pacificación: bueno, nos peleamos, ya pasó, todos nos portamos mal, hagamos las paces y, obviamente, no sigamos metiendo presos a los torturadores.

Pero acá hay una gigantesca trampa, o mejor dicho varias trampas.

Primera trampa: las organizaciones guerrilleras, ¿eran terroristas? No, definitivamente no. Su política no era la de inducir terror, sino la de tomar el poder por vía insurreccional.

El ERP suscribía a la teoría del foco igual que el Che Guevara, y Montoneros tenía algunos objetivos algo más confusos, pero no se dedicaba tampoco a atacar objetivos civiles en forma indiscriminada, no funcionaban aterrorizando a la población civil.

Puede decirse entonces que eran organizaciones militares ilegales, guerrillas, grupos foquistas, como te guste, pero de ningún modo grupos terroristas.

Sí era terrorista la organización que se dio la Dictadura. La creación de una red campos de concentración clandestinos y fundamentalmente el método de desaparición de personas, estaban dirigidos a aterrorizar al conjunto de la población civil, no apuntaban especialmente a los que "algo habrían hecho", como se decía por aquellos años, sino al conjunto social para paralizarlo.

Segunda trampa: las organizaciones guerrilleras no tenían la posibilidad de suspender la aplicación de la ley, sus integrantes hubieran podido ser juzgados como cualquier hijo de vecino y de hecho en muchos casos lo fueron. El terrorismo estatal, en cambio, garantizaba su propia impunidad mientras violaba la ley, por eso la caracterización de lesa humanidad que impide la prescripción, de lo contrario, resultarían beneficiarios de su propio delito.

Y la tercera trampa es confundir las guerras con los planes de exterminio, fríos, calculados y por eso criminales.

Esta trampa, sin duda, es de todas, la más preocupante. Medidas como ésta del fiscal Palacín vuelven a resucitar la estupidez, vuelven a montar la confusión, juegan de nuevo a hacer olvidar que a los represores no se los juzga por sus supuestos combates contra la subversión, se los juzga por haber hecho lo mismo que los nazis: asesinatos en serie que no tienen nada que ver con la guerra.


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