Breves de sábado (20/10/07)

Divorciados de la realidad

por Enzo Vicentín

El capitalismo neoliberal ha generado cambios muy profundos en la economía mundial desde hace por lo menos 30 años. En Argentina los conocemos por experiencia propia. La nueva etapa del sistema modificó progresivamente la organización del trabajo, y también alteró los pesos entre los sectores de la economía. La producción cedió terreno a la especulación bursátil hasta que la rentabilidad empresarial comenzó a mejorar, con más tecnología y menos mano de obra ocupada, es decir con más ganancia y menos trabajadores. La organización de la clase obrera se modificó correspondientemente, y la flexibilización de las condiciones de trabajo a nivel mundial recortó el poder de los sindicatos dentro de los sectores de la producción. Este rápido repaso de la historia reciente no dice nada nuevo, pero vale recordarlo para leer el conflicto que están dando en Francia los sindicatos relacionados al transporte.

El Gobierno del presidente Sarkozy ha anunciado su intención de terminar con los regímenes especiales de jubilación que hoy benefician a los trabajadores del transporte y la energía. La reforma propuesta por el Gobierno consiste en aumentar de 37,5 a 40 años de aporte el mínimo para poder acceder a una pensión completa, y también en reducir beneficios como los retiros anticipados. Por último, el Gobierno de Sarkozy también busca que los trabajadores que pasen la edad para jubilarse estén habilitados para seguir trabajando. Esta medida, que afectaría en caso de aplicarse a 1 millón 600 mil franceses, tiene un claro tono neoliberal, ya que el Estado volcaría mucho menos dinero al sistema previsional y esos mejoraría sus cuentas fiscales. Pero eso no es todo, ya que el gobierno considera a esta reforma como el primer paso hacia una transformación general del sistema de pensiones, que sin pensar demasiado podemos intuir hacia donde va aunque no la conozcamos. Eso si, no le podrán decir a Sarkozy que estando en el poder se dio vuelta: este proyecto había sido una promesa de campaña.

La respuesta de los trabajadores al anuncio fue contundente: 21 gremios (incluidos los ferroviarios, los subterráneos, los choferes de colectivos y los trabajadores de la energía) paralizaron los transportes en toda Francia desde la noche del miércoles a la noche del jueves. La compañía pública de ferrocarriles franceses calculó en un 75% la adhesión a la huelga, y en el sector de la energía la adhesión al paro rondó el 40%, según las informaciones. Si bien los voceros del Gobierno ratificaron que el proyecto de reforma sigue en pie, tuvieron que retroceder manifestando que están dispuestos a reunirse con los sindicatos la semana próxima para negociar. El conflicto, al parecer, seguirá abierto la semana entrante, aunque algunas noticias del viernes daban a entender que la unidad de los sindicatos estaba agrietándose.

Los aspectos en que puede analizarse esta huelga son varios y muy interesantes: por ejemplo el poder que han ganado los sindicatos relacionados a la circulación dentro del capitalismo con la actual etapa neoliberal; o el avance del neoconservadurismo en la política europea, tratando de barrer con algunas herencias del capitalismo regulado, aquel del Estado de Bienestar donde las organizaciones obreras conseguían mejores condiciones laborales. También se podría comparar esta huelga con el período de paros y movilizaciones de los trabajadores estatales franceses que en 1995 hicieron retroceder a una iniciativa idéntica a la que ahora impulsa Sarkozy. O de cómo puede impactar en la imagen del gobierno de Sarkozy, que en sus primeros 5 meses mantiene un alto apoyo del pueblo francés, generando una "hipnosis colectiva" como afirma Ignacio Ramonet en el último número del Le Monde Diplomatique. Se podría hablar de estos temas, interesantes temas, importantes temas.

Pero para desazón nuestra, varios de los grandes medios informativos de Francia y del mundo han elegido hablar de otro tema que fue simultáneo a la huelga: el anuncio oficial de la separación y divorcio entre Sarkozy y su esposa Cecilia. El diario más importante de Francia, el Le Monde, le dedicó su título de tapa al divorcio presidencial y no a la huelga que paralizó al país. Algunos flashes informativos que pude ver en canales de nuestro país hablaban de que en Francia el presidente se separaba y de que la selección argentina de rugby se preparaba para jugar frente a Francia por el tercer puesto en el mundial… ¡y nada más! Algunas notas sobre el divorcio son más largas que las que hablan de la huelga. La agencia cubana Prensa Latina elige un muy buen título para hablar de la realidad francesa: "Huelga con divorcio social estremece a Francia" titula.

No estoy pidiendo que no se hable de la separación del matrimonio presidencial en Francia, pero tampoco eso puede resultar más importante que una huelga nacional con alta adhesión, realizada para oponerse a un proyecto de reforma previsional. ¿Pedirle eso a los medios de comunicación será mucho pedir? Increíblemente, o razonablemente, hasta el mismo Sarkozy se sorprendió de que en rueda de prensa el día jueves ningún periodista le preguntara sobre la huelga, y hasta se enojó con los ellos diciendo: "Me hubiera gustado que un periódico tan importante como 'Le Monde' pudiera apasionarse sobre Europa más que sobre mi vida privada". No es cosa de elogiar a un político liberal-conservador como Sarkozy, pero cuando dice eso tiene razón. ¿Será mucho pedir para los medios ordenar las noticias según la importancia que tienen? Parece que sí mientras sigan divorciados de la realidad.


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