Salvador Allende, a 34 años del golpe del 73

por Juan Altamirano

"Esto es casi todo lo que queda de Salvador Allende", el director del homónimo film, Patricio Guzmán, comienza narrando en off, y en pantalla un reloj, anteojos destruidos y el carnet del Partido socialista. Escasos fragmentos de museos, símbolos ineludibles de la maquina del olvido que se puso en marcha con la irrupción del Pinochetismo.

La casa de Allende, que fue saqueada brutalmente a los pocos días del triunfo de la dictadura, durante muchos años fue utilizada como hogar de ancianos de la Fuerza Aérea. Allende fue borrado de los libros de historias escolares.

Pasaron 34 años del último proceso político latinoamericano que intentó avanzar hacia el socialismo, en democracia y pluralismo. La vía pacífica chilena, fue el proyecto de los sectores populares, de los obreros y también del campesinado, de dos grandes partidos de orientación marxista, como lo eran en ese entonces el Partido Socialista y Comunista. Además en la UP confluían otros sectores minoritarios como el Mapu (escisión de la democracia cristiana) y el Partido Radical.

Chile hoy, la segunda traición

Es imperioso volver a recordar. La mayoría de los jóvenes argentinos que conocen chile solo por la televisión pueden llegar a tomar al pueblo chileno, por los "momios" fascistoides que nos odian, e importan mediocres argentinos para sus programas mediáticos aun mas decadentes que los nuestros. Cabe entonces señalar que sin lugar a dudas la muerte de Allende y la llegada de la dictadura marcan un antes y un después.

Luego de la sangrienta tiranía del dictador Pinochet, la apertura democrática, de la mano de la concertación se constituye como "la segunda traición" que sufre Allende. Ya no existe la Unidad Popular, los obreros y campesinos que formaron parte de la resistencia a la dictadura van a ser lentamente defraudados por el Partido Socialista que consolida una alianza con la democracia cristiana, la misma fuerza política que no dudo un segundo en apoyar el golpe de los militares en el 73.

Chile es un país moderno, si, pero con una brecha muy extensa entre ricos y pobres. Pinochet murió absolutamente impune, en poco menos de 20 años de democracia ningún gobierno se animó a juzgarlo, las fuerzas armadas y carabineros siguen encarnando a la perfección el modelo fascista del difunto presidente de facto.

El gobierno de Michelle Bachelet no duda en reprimir a los trabajadores de la CUT.

El Partido Comunista y el resto de la izquierda están condenados casi a la marginalidad política, producto del amoldado giro liberal del PS y la persistencia de un sistema electoral pinochetista hecho a la medida de la burguesía.

Y otra vez la pregunta ¿Por qué Allende?

Gabriel García Márquez, dijo alguna vez sobre Allende que "la contradicción mas dramática de su vida fue ser al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado". Mas de una vez escuche a los difamadores de Allende ironizando, tildándolo de centroizquierdista, de pequeño burgués, con absoluta arrogancia y desprecio.

Está claro que Allende no estaba de acuerdo con el Leninismo, no aceptaba la idea del partido único de gobierno y mucho menos el concepto de dictadura del proletariado. Parte de la izquierda de este país también lo sepultó en el olvido, sigue siendo funcional a la historia oficial como lo es en parte a la derecha cada vez que absurdamente convoca al voto en blanco, y se autoproclama representante de una clase trabajadora a la que lejos esta de representar.

Pensar en Allende en cambio, es reconciliar a la política con la ética. Su decisión final de no renunciar, de resistir hasta su muerte, de cumplir con su palabra arriesgando su propia vida, constituyen una lección moral que hoy me sigue pareciendo absolutamente necesaria para traer a la memoria.

Ejemplos de grandeza como el de Allende distan totalmente de la pelea mezquina, el sectarismo y la fabulación actual de numerosos sectores de la izquierda.

"La historia es nuestra y la hacen los pueblos", repetía Allende en su ultima alocución antes de morir, ¿Pero que significa esa afirmación? Se me ocurre como respuesta, mencionar que Allende insistía permanentemente en la idea de "sentirse interprete de grandes anhelos de justicia", en otras palabras, se consideraba referente de un proceso social y político que determinaba en chile que el camino era ese, la vía pacifica y legal hacia el socialismo.

La lección mas importante de ese proceso es sin lugar a dudas, que cuando se llega al gobierno todavía no se está ganando el poder ni mucho menos, sino que tan solo es un paso fundamental para dar la lucha por el poder.

Pero cualquier análisis que solo focalice en el hecho puntual del derrocamiento de la UP, está cayendo en el peor de los reduccionismos. Para los amantes acérrimos de la concepción leninista cabría la pregunta ¿en que terminó convirtiendo a las revoluciones socialistas, la idea del partido único y la transición de la dictadura del proletariado?

Allende innovó, no tenia un ejemplo a seguir, tenia como horizonte algunas definiciones de Engels, y la convicción de que el marxismo no debía ser un dogma, sino la herramienta que conjugada con las particularidades de cada proceso social, político, económico y cultural, habilitara a cada país a elegir su propio camino hacia el socialismo.


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