Crónicas Curturales

Cuando se habla de superhéroes siempre suelen venir al caso nombres como Superman, Batman, el Hombre Araña, el Capitán América, la Mujer Maravilla y… también, Hulk.
Craso error. Hulk no es un superhéroe. Es, apenas, una mezcla de Jekyll & Hyde a la que Stan Lee apeló en un infatigable período de creatividad en que se pretendía cambiar el género de superhéroes para siempre.

Hulk

El extraño caso del Dr. Banner y Mr. Hulk

por Maytland Goyeneche

Stan Lee

Stan Lee es ya una leyenda viviente (a la fecha, 2007, aún sigue vivo) de los comics. Se le endilga el haber renovado los comics de superhéroes de la década de los 60, en esos años reformuló la fórmula del clásico superhéroe que siempre ganaba a los malos administrando justicia, salvando la humanidad de científicos locos que pretendían dominar el mundo o simplemente destruirlo, de invasiones alienígenas o de simples rateros de joyas.

Los superhéroes de Lee no modificaron esta conducta superheróica en ningún aspecto. Solo que incorporó algunos personajes que podríamos catalogar de superhéroes solo porque mantenían (mantienen) ciertos paralelismos con los clásicos superhéroes, a saber: superpoderes (muchísima fuerza, vuelan, desprenden rayos de energía de sus ojos o manos, son casi invulnerables, entre otras) y trajes de colores vistosos con el calzoncillo por afuera de la calza (en el caso de las mujeres una bombacha bedetina). Namor, por ejemplo, es un príncipe de la Atlántida que odia a los humanos y en sus primeras apariciones solo buscaba destruir a la raza humana, aunque luego se uniría al plantel de superhéroes para hacer el bien acercándose, milimétricamente, al Acuamán de la editorial rival.

Dc Vs Marvel

Pero vayamos un poco mas atrás. Hasta la aparición de la editorial Marvel en los 60' de la mano de Stan lee como cerebro creador el mercado editorial estaba dominado por la DC comics, para hacérselas más fácil, la de Superman, Batman y la Mujer Maravilla.

Todos los superhéroes de otras editoriales mas pequeñas tenían ciertas características que la DC venía definiendo con sus comics, incluso podríamos decir que nuestro Patoruzú encaja perfectamente en el decálogo del perfecto superhéroe de la DC.

Stan Lee aparece con una serie de personajes que difieren un poco en estas características. Los 4 fantásticos aparece como un supergrupo que a diferencia de los otros grupos está formado por una familia y un amigo. La mujer invisible es esposa del hombre elástico y hermana de antorcha humana. Los tres son amigos de la Mole o Cosa, y todos viven juntos en un edificio que funciona como base de operaciones. Hasta aquí diferencias cosméticas con respecto al Superman o Batman y su batiamiguito Robin. Pero vamos, la Mole si bien es un superhéroe no le gusta nada ser la Mole. Odia su aspecto grotesco y el señor fantástico, es decir, el hombre elástico, el científico del grupo, está abocado a la tarea, vana, de volverlo a la normalidad. Mientras tanto van por ahí salvando al mundo de horribles catástrofes. Los X men aparecen también como grupo liderados por un paralítico síquico dando vida a los famosos mutantes que funcionan más como metáfora del la segregación racial que como la clásica antinomia buenos y malos, aunque se encuentren en ese registro. El hombre araña solo es una variación de cualquier otro superhéroe, pero con un agregado que hace la diferencia: cuando no está trabajando de Hombre Araña tiene problemas, y muchos, sobre todos los que provienen de la desatención de sus seres queridos por andar por ahí haciendo el bien, por no contar los que les acarrea el periódico de la ciudad que le hace mala prensa y la mitad de la gente lo tiene por un mal bicho.

Con estos antecedentes llega la Marvel a darle un soplo de aire fresco a los superhéroes que andaban de capa caída con bajas ventas y que lo último que habían dado a la cultura fue un Batman muy poco serio en una serie de tv, aclaremos, digo poco serio porque la serie de tv era, sin más, una comedia. Ya nadie se tomaba muy en serio a los superhéroes y los niños, principales consumidores, se estaban decantando por la televisión y comics un poco menos pelotudos. Marvel gana esta batalla. Se convierte en la principal competidora de la DC y se establece como una editorial re-grossa.

En este contexto aparece Hulk, el mostro gris.

Hulk, superhéroe o qué?

En mayo de 1962 Stan Lee echó mano de su principal colaborador (dibujante de los 4 fantásticos, x-men y padre de un estilo que ha hecho escuela y lo ubica entre los grandes dibujantes de la historia, para no ser tan amable con los conceptos, digamos entre los grandes dibujantes de la historia de los comics) suenen trompetas y clavicordios y de paso pongansén de pié, el gran Jack Kirby.

La cosa es que tratándose de comics de superhéroes Lee & Kirby metieron en una licuadora un poco de Frankenstein, el científico que desencadena fuerzas naturales que nunca debían de ser molestadas, las metamorfosis noctámbulas del Hombre Lobo, algo de la adversa historia de amor entre La Bella y La Bestia, bastante de Jekyll & Hyde, el temor a la bomba nuclear, una pizca de paranoia comunista y el clásico origen de la radiación atómica.

Todos sabemos que si nos exponemos a una cierta dosis de radiación atómica lo más probable es que nos agarremos un cáncer padre, a los personajes de la Marvel les daba por convertirse en superhéroes. Bruce Banner se salvó del cáncer, pero no fue en superhéroe en lo que mutó. Sino en un inmenso hombrote lleno de músculos, (pero músculos enormes, no esos que te salen después de hacer el curso de Charles Atlas), una fuerzota increíble, una capacidad neuronal reducida a la mínima expresión y encima gris.

Ahora, ¿porqué decimos que no es un superhéroe? ¿Acaso no lucha contra los malos? Bueno, en principio diríamos que sí, pero su principal enemigo siempre fue el ejército norteamericano, que lo acusa de haber matado a Bruce Banner y lo quiere destruir a toda costa.

Nace una leyenda

En el primer episodio Banner es un famoso científico norteamericano que trabaja para el gobierno a punto de crear la Bomba G, el arma más poderosa jamás creada, destinada a acabar con todas las guerras. Cuando están por hacer la prueba y con la cuenta regresiva en marcha ve a un jovencito en la zona de explosión. Ni lerdo ni perezoso le pide a su ayudante que retrase la cuenta regresiva y se larga a rescatar al jovenzuelo (esto sí es digno de un superhéroe), pero resulta que el asistente es un tal Igor Drenkov que con ese nombre no podía ser otra cosa que ¡un espía soviético!. Pero los planes de Igor eran deshacerse del científico y no detiene nada y la bomba estalla cuando apenas había podido poner a salvo al muchacho. La bomba lo baña de mortal radiación y lo llevan a un centro asistencial para observar su estado. Rick Jones, el jovenzuelo, se queda con él hasta el anochecer. En ese crucial momento, Banner sufre una metamorfosis que lo transforma en un robusto monstruo gris de muy mal carácter y con tendencia a destruir todo lo que se le ponga a tiro. Para completar la escena, Banner estaba enamorado de Betty Ross, la hija del General que supervisa el proyecto G. Que no se llama así por su relación con el punto G femenino sino por los ancestrales rayos gamma, que existen en la vida real y que flotan en el espacio exterior y terminan siendo absorbidos por nuestra atmósfera, transformándose en energía lumínica, invisible a nuestros ojos. Según parece, son tan comunes como los mas clásicos rayos láser, X, ultravioletas e infrarrojos. Claro que al compararlas, sus partículas poseen una de las fuentes de energía más poderosas del universo, producto de las grandes colisiones cósmicas de núcleos hidrogenados que se encuentran en las concentraciones gaseosas interestelares. Pero no producen ningún efecto de alteración celular, gigantismo acelerado o cambios de pigmentación en el cuerpo humano. Esto último, debo reconocer, lo copié hace uno par de años de una página web que hablaba de Hulk pero que perdí la dirección porque en esa época no tenía la costumbre de avisar a la gente cuando plagiaba algo.

No era verde?

En los primeros números era gris, que estaba más en sintonía con el carácter sombrío y solitario que la criatura debería tener. Pero las impresiones de la época no eran de mucha calidad y el mostro aparecía como un manchón gris, así que enseguida se decidió por el más cromático verde. Stan Lee recordaría el incidente aduciendo "privilegios de autor".

El éxito, ese monstruo

El comic book de Hulk no tuvo la repercusión esperada y dejó de salir en el sexto número, pero la popularidad del gigantón le permitió aparecer en todas las colecciones de la editorial como figura invitada peleándose tanto con héroes como con villanos.

En 1964 aparece como historieta secundaria en Tales to Astonish (Cuentos para asombrar) con relativo éxito, por lo que en 1968 de rebautiza la publicación como The Incredible Hulk. Durante los setenta el comic book de Hulk tiene una cómoda ubicación entre los demás comics de superhéroes de la casa Marvel, aunque nunca se terminó de definir como un "gran comic" de superhéroes, tal vez porque Hulk no era un superhéroe, pero sobre todo porque sus historietas nunca fueron la gran cosa.

El éxito se incrementaría un poco más con la serie de tv, los que pasamos de los treintas recordamos aún a Bill Bixby como David Banner y a Lou Ferringo como el monstruo verde. Y todavía recordamos aquella frase "no soy yo cuando me disgusto…". La serie tuvo su relativo éxito y hasta se hicieron un par de películas (tan mediocres como la serie en general). Pero no pasó a mayores, tal vez porque los efectos especiales se limitaban a un par de tomas, siempre las mismas, de la transformación de Banner rompiendo camisas y pantalones y demostraciones de fuerza nada descomunal como levantar un auto o romper una pared. Y en lugar del ejército tratando de destruir al monstruo a como diera lugar solo teníamos un denso periodista que lo perseguía episodio tras episodio sospechando que esa criatura había matado al científico. Como en el comic, pero solo para hacer que nuestro héroe, o al menos el que se transformaba en nuestro héroe, tuviera que largarse al finalizar cada episodio haciendo dedo con esa musiquita de piano tan melancólica. Evidentemente los efectos especiales no estaban preparados para el monstruo verde aún. Y cuando lo estuvieron otra vez se fue de madre. Más cercana al comic la peli de Ang Lee se disparó en todas direcciones sin tomarse en serio ni un minuto y metiendo conflictos familiares como si se tratara de un film de acción oriental, eso por no hablar de la cámara partida a cada rato sin ton ni son sólo para recordar que se trataba de la adaptación de un comic. Cámara partida: dísese cuando se parte la pantalla para mostrar lo que ocurre en dos o más espacios simultáneamente, para más información véase la serie de tv 24 o la película de Ang Lee.

Sin embargo más allá de éxitos comerciales o estéticos, parece que el mostro verde algo tiene, sus comics se siguen vendiendo y hasta se habla de la segunda parte de la película, aunque más les valdría hacer una especie de Hulk begins, o sea, hacer como si nunca se hubiera hecho antes nada en el cine con él.

Hulk en bikini

No es que por fin se le hayan roto los eternos pantalones lilas dejando al descubierto su ropa interior, solo que después del éxito de la tv los abogados de Marvel le aconsejaron a Stan Lee que registrara urgente la versión femenina antes de que alguien aprovechara el filón comercial. Lo que salió no fue que Hulk se bañó otra vez en rayos gamma con resultados transexuales, sino que una prima de Banner sufre un acidente y es socorrida por el ex-científico quien le practica una transfusión sanguínea de emergencia infectándola levemente con radiaciones gamma, gracias a que el contagio es mínimo The Savage She-Hulk o el más horrendo título de Hulka puede decidir cuando transformarse aparte de mantener su personalidad en el nuevo cuerpo. La prima de Hulk vendió unos 20 números de su propio comic book en 1980 para desaparecer en el olvido, hasta que John Byrne, guionista y dibujante especializado en revitalizar personajes en los 80' tales como Los Cuatro Fantásticos, el Capitán América o Superman la trajo de vuelta en una versión menos relacionada con Hulk y totalmente desquiciada. En manos de Byrne Hulka se convirtió en un personaje autoconsciente de su condición de tal permaneciendo casi siempre verde, gigante y hermosa (sus músculos en este caso sí se parecieron a los obtenidos en el curso de Charles Atlas) y en una minúscula maya blanca. Quejándose al autor cuando no le gustaban las historias o cuando consideraba que sus personajes secundarios tenían poca onda.

Los 80', tiempos cambian, los superhéroes también

En la década del 80' los superhéroes sufren una crisis de identidad. Frank Miller y Alan Moore hacen su enorme aporte desde Batman Dark Nigth y Watchmen respectivamente regalando a los superhéroes la posibilidad de ser algo más que ese patán que evita robos a bancos cuando no detiene invasiones alienígenas. Por el lado de Hulk tenemos a Peter David, que si bien no es un innovador de forma en lo que hace a los justicieros con poderes sí lo es en cuanto a perspectiva humanista, para decirlo de otra manera, se preocupó de que sus personajes tuvieran profundidad psicológica, que se parecieran un poco más a personas (cosa que al fin de cuentas eran) y que sus historias tuvieran un mínimo de dignidad, una cierta coherencia, que no se trata de poner un espía ruso (o iraquí, si es el caso) en el gobierno para asegurarse el villano del mes.

En manos de Peter David, Hulk el monstro, comenzó a perder cartel. Hasta entonces sus comics se apoyaban en las posibilidades que les brindaban los destrozos materiales y los diversos monstruos que podían medir fuerzas con el gigante corto de entendederas, apoyándose apenas en la subtrama del conflicto con Betty Ross y Rick Jones, dejando de lado el perfil de la, después de todo, verdadera alma mater de Hulk, es decir, el científico David Banner. Doc Samson, un psicólogo con pelo verde, somete al científico a una intensiva sesión de hipnosis y descubre que la personalidad de Hulk era un estado latente en Banner, que la bomba gamma solo liberó. Por lo tanto, el problema no era Banner vs. Hulk, sino Banner consigo mismo. Tras este malabar psicológico, presenciamos el nacimiento de un nuevo Hulk, una versión integrada. Un Hulk con la capacidad intelectual de Banner.

Tal vez buceando en aguas demasiado extrañas para una obra que se pretenda seria, a través de viajes al futuro Peter David logró reflexionar (¿si el autor puede reflexionar sobre algo en su obra porqué no podríamos hacerlo nosotros también?) sobre los principios contradictorios que nos rigen. En Future Imperfect (Futuro Imperfecto, 1992) un Hulk integrado viaja a un futuro post-nuclear para enfrentarse con su próximo yo, convertido en un dictador de la humanidad desquiciado. De esta manera, el crucial guionista ahondó, entonces, en la contradictoria naturaleza dual de Banner, dejando en claro que todos ocultamos un costado oscuro.

Incluso Hulk pasó una temporada como matón a sueldo en Las Vegas, pero ignoramos estos episodios, así que no podemos aventurar qué oscuros recovecos del alma humana se investigaron en estos casos.

En 1998 Peter abandona la serie para cambiar un poco de aires y el mostro simpático ya no sería lo mismo.

Tiempos difíciles

Con la caída de las torres gemelas en 2001 los superhéroes comenzaron su cruzada patriótica, todos empezaron a levantar escombros y el gigantón, a pesar de que el ejército de los EEUU intentó poner fin a su vida cada vez que se lo cruzaba, se lo ve orgulloso sosteniendo una bandera norteamericana.

El siglo XXI encuentra a todos los superhéroes cambiados (bueno, a algunos no tanto…) y la casa de las ideas (como la conocen los fans de Marvel) nos trajo algunas gratas novedades. Por un lado los Marvels Zombies, un universo paralelo donde todos los personajes de la editorial se convierten en zombies y tratan de llegar a nuestro universo para comerno, una idea desquiciada, y brillante. Y por el otro Civil War, donde por un incidente producido por unos héroes mediáticos el gobierno USA decide que todos los superhéroes deberán dejar sus identidades secretas provocando de esta manera la división de aguas, los superhéroes rebeldes que no aceptan imposición tan autoritaria y los leales que se convierten en la policía del estado. Y una guerra donde palman más de uno (Capitán América entre ellos, justo cuando empezaba a gustarnos su perfil ideológico). Ignoramos qué bando toma Hulk, lo más seguro es que se retire, a grandes saltos, atrás de las montañas… aunque preferiríamos pensar que empieza a dar massa a todos esos militares que ayer trataban de matarlo y ahora se empecinan en que diga ante cámaras que Hulk es David Banner.

Buenas noches


Pd: alguna información la obtuve de un artículo que Gabriel Alvarez realizara para quintadimensión en el 2001.


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