¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®

¿En qué anda la izquierda?

Por Javier González

La delimitación de los conceptos

     El contenido "avance" de la centro-izquierda en la escena política argentina ha puesto nuevamente sobre el tapete definiciones que, para el bloque dominante que hegemonizó cultural e ideológicamente la última década, habían desaparecido merced a la nueva pauta cultural del capitalismo "triunfante": la globalización.

     Antes de asumir Kirchner, se habló del "zurdaje" que se venía, no sólo a su asunción como presidente (Chávez, Lula y Castro) sino también a su gestión. Como si no hubiera bastado la presencia de Fidel Castro para alborotar e indignar a los comunicadores sociales más recalcitrantes de la burguesía (Grondona, Laje, Feinmann, Hadad, Ramos, etc) la propuesta de integrar a Zaffaroni a la Corte Suprema de Justicia, ha terminado por colocar los términos izquierda y derecha en el centro del debate. Pero quién se ubica a la izquierda y quién a la derecha?

     El filósofo socialista/conservador/liberal (tal es su propia definición) italiano Norberto Bobbio se encargó del tema a mediados de los 90, tratando de delimitar los conceptos.

     En su análisis, Bobbio define cuatro categorías del espectro político:

  1. La extrema izquierda en la cual incluye a movimientos a la vez igualitarios y autoritarios.
  2. La centro izquierda en la cual incluye a la socialdemocracia y a todos los movimientos y doctrinas liberales y a la vez igualitarias.
  3. La centro derecha, en la cual se alinean partidos conservadores-democráticos y las doctrinas liberales y a la vez desigualitarias.
  4. La extrema derecha, que es el sitio donde se incluyen el fascismo y el nazismo.

     Sin dudas la obra de Bobbio es discutible, pero es interesante esta delimitación de los conceptos y vale como ejercicio inicial para una discusión. Por ejemplo: Dónde se ubicaría el Partido Comunista? En la extrema izquierda por su estructura autoritaria? O en la centro-izquierda por sus posiciones socialdemócratas? Y el PCR cuando plantea una salida junto a los sectores patrióticos y democráticos de las fuerzas armadas en obvia referencia a Seineldin, es de derecha? El peronismo, es de centro izquierda o es un digno representante del fascismo nativo como les gusta decir a muchos? Binner es socialdemócrata y por ende habitante de la centro-izquierda o un conservador de la centro-derecha por su alianza con sectores patronales? Y Kirchner? Carrió? Zamora? Obeid? Reutemann? Barrionuevo?

     Más allá de estos encasillamientos que en sí mismos no son importantes, es interesante analizar a todas estas agrupaciones políticas en función de su conformación de clase, de su organización, de la teoría política que sustentan, de quiénes son sus dirigentes, de qué tipo de políticas y alianzas llevan adelante, cómo se financian, etc. para tener más en claro cuáles son los reales intereses que defienden.

La contradicción principal

     Aceptando la apreciación de la revolucionaria polaca Rosa Luxemburgo asesinada por la socialdemocracia y la burguesía, de que el capitalismo por su propia lógica sólo nos puede conducir a la barbarie, entonces la contradicción principal está puesta entre el socialismo y el capitalismo. Es preciso aclarar, aunque sin profundizar por ahora, que el socialismo del que se habla está en las antípodas del stalinismo y todos sus derivados estatistas, como así también de la socialdemocracia complaciente.

Nacionalismo popular vs. Marxismo

     En las distintas agrupaciones políticas de la izquierda, los límites entre uno y otro pensamiento tendieron a diluirse durante los 60 y 70 para fundirse en raras y eclécticas alquimias teóricas. Para el nacionalismo popular todo se reduce a una relación causa-efecto, es decir existe un fenómeno porque otro lo determina. Así la contradicción principal pasa a ser Liberación o Dependencia (Liberación nacional o Dependencia colonial). Las concepciones tipo centro-periferia, dependencia, capitalismo dependiente son algunas de las construcciones de este pensamiento. La consigna del momento para esta forma del pensamiento, sería la de construir un capitalismo nacional, independiente que nos libere de la sumisión al "imperio" a la que nos sometieron las "relaciones carnales" del menemismo.

     Para el marxismo, lo que diferencia una relación de causa-efecto de una dialéctica es que "la primera activa un fenómeno y determina al otro, mientras que en la segunda los dos fenómenos interactúan y si no existen los dos no existe ninguno".

     Trotsky, por ejemplo, continuando con la lógica marxista habla del desarrollo desigual y combinado del capitalismo en vez de hablar del capitalismo dependiente, concepción propia del nacionalismo popular. Es característico de esta visión de la sociedad que busque salidas en las alianzas con la burguesía nacional, algo que consideran como la llave para romper con la dependencia.

Que pasa hoy en la izquierda?

     Las profundas transformaciones que ocurrieron en el mundo y en el país en la última década, encuentra a la izquierda en un proceso de reanimación luego de años de discusiones -muchas sin sentido- y divisiones varias. Es evidente que esta "reanimación" viene apoyándose en las luchas piqueteras -que ya llevan varios años- , la reorganización de los trabajadores desocupados, el retraimiento de la burocracia sindical fagocitada, en muchos casos, por la misma bestia que ayudaron a crear con su corrupta complacencia y fundamentalmente motorizada por las jornadas del 19 y 20 de diciembre. Todo esto al ritmo del llamado "derrumbe argentino" que algunos plantean iniciado en 1976 con la dictadura genocida y consolidado con los sucesivos gobiernos "democráticos".

     En la izquierda argentina hay puntos sobre los que históricamente no hay acuerdos: la revolución rusa y el estalinismo, el socialismo cubano, el internacionalismo, la democracia, el partido único, las experiencias guerrilleras, el socialismo en un sólo país, las elecciones, los frentes electorales, la unidad, el progresismo, son solo algunos de ellos y por lo que puede verse, las coincidencias están muy lejos de llegar.

Que discuten las agrupaciones marxistas?

     Teniendo en cuenta la delimitación de los conceptos y las apreciaciones sobre la contradicción principal y las diferencias entre los enfoques del nacionalismo popular y el marxismo, entramos en la Web y nos hicimos de periódicos partidarios para conocer qué cosas discuten y con qué lógica algunas de las agrupaciones que se reivindican dentro de las distintas corrientes del marxismo:

PO (Partido Obrero). En un documento que puede encontrarse en la Web, titulado "Hay que romper con el FMI", el PO expresa: "El problema de Argentina no son, por supuesto, los Nazarenos y Barrionuevos. El problema es el FMI y la deuda externa" y más adelante concluye: "la consigna de la hora es Romper con el FMI. Esto es lo que define el carácter de un gobierno, no la demagogia barata".
Preciso es decir que en este documento, el PO es menos consecuente que Le Monde Diplomatique, ya que en esta última publicación, siempre se habla de romper con el FMI, pero también de la necesidad de ampliar la consigna "que se vayan todos" a "que se vayan los dueños", y de plantear la redistribución urgente de la riqueza. Y eso que no es una revista que se enrole en el socialismo.
También el Partido Obrero presenta una serie de comentarios sobre la situación en Santa Fe dónde se plantea la necesidad de que se vaya Reutemann y sea reemplazado por comités de inundados y trabajadores.
Una parte importante de la publicación del PO está destinada a reflejar las peleas, diferencias y traiciones que se dan alrededor de las fábricas expropiadas.

PC (Partido Comunista). Más en sintonía con el momento electoral que se vive, esta agrupación plantea como eje de su proyecto político "la construcción de un frente de unidad de las izquierdas y de todas las fuerzas antiimperialistas, democráticas y populares, sociales y políticas para desarrollar en mejores condiciones la lucha por el gobierno y el poder, en contra del bloque de fuerzas dominantes integrado por el imperialismo, los monopolios extranjeros y nacionales y los sectores que les aseguran el control de la sociedad y el Estado ya sea por la vía política, ideológica o militar". Sería interesante ahondar en estas definiciones que realiza el PC, y preguntar, por ejemplo, cuáles son las agrupaciones que no son sociales y políticas, por ejemplo?
Más adelante en el documento se dice que el motor principal de ese proceso de construcción es la unidad de las fuerzas de izquierda, revolucionarias y anticapitalistas. Se puede ser anticapitalista sin ser revolucionario? Y revolucionario sin ser anticapitalista?
El PC lo explica unos párrafos más adelante: "entendemos que la liberación de la Patria de las cadenas que le impone el imperialismo sólo es posible en los marcos de una batalla donde articulemos de modo adecuado las banderas nacionales con las de clase de los trabajadores y el pueblo, dado que la burguesía local ha perdido toda capacidad de defender los intereses de la Nación. Hoy las luchas por la liberación nacional y el socialismo son parte de un mismo proceso y trazar barreras entre ambas implica establecer a priori una falsa antinomia".
Nos queda una duda: cuando se habla de que la burguesía local y su incapacidad para defender la nación, se incluye también al banco Credicoop, al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y empresas ligadas al comité central del PC, o nos van a hacer el cuento de que se trata de nuevos tipos de organizaciones que van a comer las entrañas del capitalismo?
También entre sus documentos, el PC dedica buena parte de su publicación a las peleas con Patria Libre y Convergencia Socialista, alejada esta última de la fracasada experiencia electoral de Izquierda Unida.

PCR (Partido Comunista Revolucionario, también PTP en otra época). En un largo documento de su comité central, el PCR fiel a la tradición maoísta en la Argentina, no logra despegarse de todos sus vicios de origen: el imperialismo ruso. Así como uno de sus ideólogos, Otto Vargas, veía agentes del imperialismo ruso hasta en el mismo Perón, el PCR actual ve hoy a Kirchner aliado a los capitales rusos, espíritu de Gelbard mediante.
El gobierno de Kirchner es caracterizado como extremadamente débil y con una administración que en líneas generales continúa lo iniciado por Duhalde, es decir poniendo el centro de su política en las exportaciones y en la rebaja salarial. Para el PCR la Argentina se encuentra en disputa entre varias potencias imperialistas, en esa pelea Kirchner está aliado a sectores tradicionalmente ligados al imperialismo ruso (Fate, Aluar, Bridas) , a otros grupos locales como Clarín, el grupo Eurnekián, Techint y a otros grupos europeos. Por esto concluye que al gobierno actual se lo puede acusar de estar contra el imperialismo yanqui pero no de ser antiimperialista en general. No obstante, el PCR reconoce que se han generado esperanzas en sectores populares que ellos "van a respetar pero desde la lucha".
En el plano internacional el enemigo principal es, para el PCR, George Bush y su política expansionista y fascista. Si bien cuando se apela al recurso de "personalizar" se tiene la ventaja de poder hacer más comprensible una construcción, por otro lado se da el pié para interpretaciones del tipo "con Clinton estábamos mejor".
En cuanto al sujeto de la revolución, cuando Marx hablaba de la clase obrera era lógico pues sus análisis más exhaustivos se realizaron sobre la Inglaterra del siglo 19, por entonces el país más industrializado y avanzado del planeta, donde el proletariado era mayoritario. A Mao, en la empobrecida China, no le cerraba que la clase obrera fuera el sujeto de la revolución porque el campesinado era mayoritario. Así encontró en la formulación "alianza obrero-campesina" la solución al dilema chino. Fiel a Mao y su dogma, el PCR plantea para Argentina la necesidad de enfrentar al imperialismo tal como lo hacen los "versados marxistas, leninistas, maoístas" con una línea de enfrentamiento basada en la "independencia del combate popular y que aprovecha las contradicciones en el campo enemigo". La base de esta línea es la alianza obrero-campesina y como en la Argentina existe una absoluta mayoría urbana, "con una hegemonía de la línea proletaria".
Con respecto al momento actual, según estos compañeros estamos en un tiempo de descuento en el cual el desenlace es inminente. Este desenlace no será electoral y la disyuntiva para la clase obrera es si será furgón de cola de un frente antiyanqui hegemonizado por la burguesía intermediaria y los terratenientes o si junto al pueblo terciarán con independencia frente a los enfrentamientos que se avecinan. Es necesaria una revolución de liberación nacional y social, dicen.
La salida para estos compañeros está en la construcción de un sólido frente único proletario para lo cual es necesario buscar todos los caminos , nacionalmente y lugar por lugar para unir a todas las fuerzas que pueden confluir en un gobierno de unidad patriótica y popular multisectoriales.
También en el documento del comité central hay lugar para las diferencias con las demás agrupaciones marxistas. En la puja por saber quién es más marxista, acusa a los trotskistas de desconocer el leninismo y el maoísmo y por eso confundir a la burguesía nacional con la intermediaria con el capitalismo ruso o europeo. También y en el colmo de las alucinaciones teóricas acusa al PC de "haberse trotskizado", palabras que habrán hecho "santiguar" a más de un dirigente del PC.

Convergencia Socialista. Para esta agrupación, que hasta ayer se encontraba formando parte de la Izquierda Unida, el denominado estilo K es en realidad "cambiar algo para que todo siga igual", tratar de mantener a flote al país, taponando con parches los agujeros abiertos en su casco por la dependencia colonial y la corrupción. No obstante señalar que estos lavados de cara son importantes, no definen en absoluto una "política de liberación nacional respecto de la dependencia al imperialismo, que es la causa principal de la ruina del país".
Con respecto a que salida se da a la situación actual, estos compañeros consideran que ha llegado la hora de una "acción concertada de los grupos y partidos trotskistas para cumplir el rol de una izquierda que no llegó a ser". La necesidad está dada por la tarea de construir un frente de clase democrático y realmente antiimperialista. Hay que oponerles la alternativa socialista a quienes intentan salvar el capitalismo dependiente.
Como autocrítica a la política que venían desarrollando dentro de la IU, hoy plantean que "los trotskistas que, como nosotros, aconsejamos en el pasado la unidad electoral con los reformistas para cerrar el paso al imperialismo mediante opciones independientes, como las que representaron en su momento Luis Zamora e Izquierda Unida, hoy, y por las mismas razones, planteamos que es urgente una clara diferenciación de unir a los grupos y partidos trotskistas, porque ellos constituyen la fuerza realmente opositora al nacionalismo burgués, y la única dispuesta a levantar el programa, la organización y la metodología del socialismo revolucionario".
Obviamente también hay lugar en esta publicación para las peleas contra las restantes agrupaciones en torno a las fábricas expropiadas.

AyL (Autodeterminación y Libertad). La agrupación de Zamora continúa en la profundización de la discusión y puesta en práctica de una "nueva forma de hacer política". La conceptualización que hacen de la "horizontalidad" y el "contrapoder" son cuestiones que no terminan de quedar del todo claras.
En su página Web, una breve opinión de Noemí Olivetto plantea algunas definiciones sobre que es AyL: no quieren ser un partido político, tampoco la "vanguardia esclarecida", no quieren tomar el poder porque luchan por construir desde abajo una contracultura y un contrapoder. En el colmo de la confusión y del rebusque se encuentra esta frase: "No sentimos que estamos representando a nadie, aunque algunos de nosotros trabajamos también en el terreno de la representación, estamos tratando de pelear contra la representación en su propio seno". Si algo no quedaba claro antes, mucho menos ahora.
Para esta agrupación no hay líneas que resolverían todo, "nos parece necesario ir inventando y creando juntos con la población estas nuevas formas de vivir, actuar, pensar".
Zamora acota, "Como dice Badiou aspiramos a un movimiento donde no esté todo previsto, todo organizado; haya circunstancias inesperadas. Un movimiento que sorprenda porque tiene la riqueza de lo creativo. Que rompa con la consigna rutinaria y superficial y los aparatos verticales. Que busque con alegría lo nuevo".
Estas propuestas no son en realidad tan novedosas. Allá por los 60 el movimiento pacifista de los hippies llamaba del mismo modo a construir una contracultura que rompiera con el aburrido y rutinario mundo capitalista. Esta búsqueda de la contracultura y del contrapoder como fórmula para superar el estado de cosas, los llevó a aislarse, a construir ghettos en los cuales aparecieron las mismas formas repodridas de siempre, por una simple razón: lo nuevo va a nacer de lo viejo y este es un proceso largo que no presenta purezas. Es lógico esperar que los trabajadores reproduzcamos en nuestras organizaciones formas y metodologías contaminadas por el capitalismo, porque -como dijo Marx- no es la conciencia social la que determina la existencia sino la existencia la que determina las formas de la conciencia social.
Holloway, uno de los defensores del contrapoder sostiene que quizás ya es tarde para acabar con el capitalismo. Tampoco esta afirmación es nueva. La socialdemocracia ya hizo este proceso con bastante anterioridad llegando a la conclusión que el "socialismo es introducir dentro de una determinada realidad, los cambios posibles", los cambios posibles, aclaran, son los que va a determinar la gente, los que la gente esté dispuesta a realizar. Con diferencias, esto es lo que hoy plantea Zamora cuando dice que los límites a lo que puede hacerse están en la misma gente. Esto es así, obviamente, porque si no estaríamos cayendo en alguna de las formas autoritarias del socialismo estalinista en las cuales los trabajadores son convidados de piedra. Respetando la militancia de Zamora se podría entender que es en este último sentido que se plantea, es decir como construcción democrática, pero estas posturas ya han sido planteadas con anterioridad y todas han derivado en las oportunistas propuestas que todos conocemos y en la misma política de mierda que el pueblo cuestionó el 19 y 20 de diciembre del 2001.

Las peleas conyugales

     Comentarios aparte, merecen las ya tradicionales peleas entre las agrupaciones de la izquierda. Estas riñas a las que la mayoría de los trabajadores permanecen ajenos repiten año a año las mismas y consabidas cuestiones de fondo. Algunas anécdotas:

     El Partido Comunista, si bien ahora en una posición conciliadora tratando de generar un frente de unidad electoral, sigue cargando contra los grupos trotskistas y su acérrimo enemigo el Partido Comunista Revolucionario. Las razones de fondo hay que buscarlas en la Revolución Rusa. Trotsky enfrentado a la burocracia estalinista a la cual denuncia y anticipa su fin es asesinado por encargo de Stalin. Mao enfrentado a Stalin construye su propia burocracia y denuncia al otro imperialismo: el ruso, el PC financiado durante años por Rusia y realizando sus propias inversiones y emprendimientos empresariales. En este sentido es notable el caso de los trabajadores del desaparecido Diario Sur que hicieron una sentada frente al comité central del partido cuando fueron dejados en la calle al mejor estilo capitalista.

     Entre los grupos trotskistas las divisiones son tantas que ya es imposible reconstruir un árbol genealógico que nos conduzca hasta Nahuel Moreno, uno de los fundadores de esta corriente y las peleas se suceden por ver quien tiene más siglas así aparecen: el MAS, MST, PTS, CS, ANT, BPN, PO, TV, FTC. Demasiados hijos Don Nahuel.

     Además y como si todo esto fuera poco, entre las distintas corrientes marxistas existe la competencia por saber quien es más marxista. Cuando se leen las publicaciones partidarias, periódicos y páginas Web, queda la sensación de que la izquierda no ha podido romper con la visión dogmática, sectaria y religiosa que la viene caracterizando desde hace años. Da la sensación que todos los golpes que ha sufrido la izquierda, fundamentalmente en los últimos años, no han sido del todo asimilados. Así las publicaciones partidarias no difieren mucho de las religiosas, donde se repiten dogmáticamente las enseñanzas bíblicas. Plagadas de elaboraciones y conceptos que nunca se ponen a discusión del conjunto de los trabajadores, porque se repiten como "verdades reveladas" y se tratan de imponer sin cuestionamientos, a la clase. Elaboradas en un comité central, entre cuatro paredes, las políticas de la izquierda son un muestrario de desaciertos año tras año. Caen, generalmente, en un Horangelismo de fin de milenio. Casi ninguna de sus predicciones se han cumplido y este desengaño ha provocado la deserción de cientos de valiosos compañeros y el traspaso de unos cuantos dirigentes hacia políticas "más reales": los partidos burgueses.

A modo de contribución al debate

     Sobre las mismas bases de siempre, sin autocríticas, sin discusión democrática que permita a los partidos de la izquierda romper con la burocracia y el autoritarismo, la soberbia y las disputas de tipo sectaria y matriz religiosa por quién es el grupo más marxista; no pueden construirse herramientas fundamentales para la organización de los trabajadores en vistas a generar cambios revolucionarios. Por este camino, más allá del crecimiento lógico producto del proceso creciente de luchas sociales que vivimos que se ha dado en las distintas agrupaciones, no llegamos a constituirnos más que en furgón de cola de las experiencias burguesas y abonando al desarrollo del virus fascista siempre en estado latente. Discutir nuevas formas de organización, el centralismo democrático, "la conciencia desde fuera" en la clase trabajadora, los cambios producidos en los modos de producción, el concepto de "vanguardia esclarecida", etc. siempre fue tildado de hacer revisionismo, de querer hacer dócil al marxismo. Esta postura "religiosa" de la izquierda sectaria, se contradice absolutamente con el espíritu del marxismo, el "dudar siempre de todo" pregonado por Marx es abandonado por una aceptación dogmática e irreflexible de las elaboraciones teóricas.

     Como si todo esto fuera poco, también los partidos de izquierda se han convertido al "peronismo", administrando planes "jefes y jefas de hogar" y otras yerbas para financiar su política de siempre que no permite a los trabajadores organizarse sobre otras bases que no sean las burocráticas y poco democráticas de sus agrupaciones.

¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®