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Miseria de la política

Por Enzo Vicentín

     Uno se cansa de escribir siempre algo parecido a lo anterior. Es como un círculo todo. Una novela que es igual a las otras (desengaños, infidelidades, intriga) y será igual a las que vendrán. Y las notas son como un formato, un esquema que sirve siempre, solo se le retocan algunas cosas y sale con fritas. Cómo, entonces, no repetir lo mismo de siempre. Definitivamente casi no puede hacerse.

     El 7 de Septiembre hay elecciones en la Provincia de Santa Fe. Si, en Santa Fe. Se elige al próximo gobernador. Al gobernador. También a los intendentes y presidentes comunales. No se cuantos, pero bueno. Se eligen intendentes. Pero también elegiremos a los diputados y senadores provinciales. Obvio, yo, por vivir en una ciudad que se llama Santa Fe, voy a votar por aquellos candidatos a senadores por mi departamento, que se llama La Capital (se comieron la cabeza para ponerle nombre). No es así con los diputados, ya que hay una lista para toda la provincia. Pero eso por lema. Yo voy a votar en Santa Fe. Y de senadores por La Capital, pero por diputados de Rosario, Reconquista y Manucho. Y va a haber lemas. Lemas. Porque hay una ley que dice que un montón de gente se puede pelear por un par de bancas y cargos. Un montón de gente. Y ahora me doy cuenta que el juego de la silla es re-democrático comparado con la Ley de Lemas. Si cuando hay 5 personas dando vueltas es para ocupar 4 sillas. En cambio acá, por 50 lugares se sacan los ojos como 1000 personas. El juego de la silla es re-democrático al lado de estos nabos que de probabilidad no saben nada. Pero no, porque en el juego de la Ley de Lemas, el que se quedó sin silla agarra el serrucho y le empieza a dar a las patas de la silla de otro que solo logra calmarlo cuando le tira un hueso. De arreglos y repartijas, la silla sigue en pie. Y guarda con el serrucho de Manucho. En Manucho nació Carlos Mamerto Reutemann. Que es el gobernador. En Manucho. Reutemann.

     Pero además de votar por esas cosas también elegiremos a nuestros representantes en el Congreso de la Nación. Diputados y senadores nacionales. Y ahí si que hay una sola lista. Una sola. Ah, y me faltaron los concejales, me olvidé de estos encantadores personajes. También se vota por concejales en cada ciudad o pueblo. En resumen, en un día votamos por todo (absolutamente todo) lo que se puede votar. Es re-groso entonces. Groso. 90 centímetros. Eso es groso. 90 centímetros de ancho. De ese tamaño serán las boletas electorales. Esas son las famosas boletas sábana. La sábana. Es decir, que uno al lado de otro irán gobernador, senadores, diputados, de acá y de allá, intendentes y concejales. Cuántos que entran en una sola sábana, ¿no? Y el tufo que debe haber ahí dentro con tanta gente junta. El tufo. El olor. Realmente esto huele mal. La sábana está hecha para que voten al que asoma la cabeza por arriba de la sábana y dice: "vótenme a mí". Entonces votando a ese que es el único que se ve, votamos a los demás que se esconden debajo de la sábana y no asoman la cabeza.

     El que asomará la cabeza en Santa Fe por el Partido Justicialista es Carlos Mamerto Reutemann. Reutemann. Por el PJ. Ah, pero ustedes no saben la de piñas que hay debajo de esa sábana, yo no sé cómo todavía no hay agujeros. Bueno, en verdad ya hay agujeros. Fisuras. Por ahí se escapó Miguel Angel Paulón. Se escapó Paulón. Y se fue con el Socialismo Popular. De Binner. Intendente de la ciudad de Rosario. Que quiere ser gobernador. De intendente a gobernador. Dolor. Dolor me da ver tanto puterío junto con esto de la campaña electoral. Ectoral. Actoral. Dramático-cómica. Son más petardistas que los de los programas de chimentos. Mentos. Mientos. Miento. Si, esto está lleno de mentiras. Iras. Ira, si ira, es lo que uno siente al ver semejante espectáculo patético-vomitivo. Y sigo.

     Es sorprendente pero los dinosaurios no desaparecen. Ojalá se cumpla, Charly. Se vuelven a presentar los mismos, con maquillaje incluído. Mucho maquillaje. Aunque el caso de Jorge Obeid entraría dentro de la categoría de cirugía estética más que maquillaje. Jorge Obeid. Ex gobernador. Privatizador del servicio de Agua y cloacas. Privatizador en general y en particular. Responsable junto a Reutemann de no terminar la defensa oeste de Santa Fe. Ahora dice curtir el estilo K, porque eso hoy suma votos. Sin palabras. Perdón, hay caras nuevas. Llegaron los pibes. Los pibes: Esteban Borgonovo, Pablo Farías, el Cachi Martinez. Por favor no. Mejor pelotudo conocido que forro por conocer. Llegaron los pibes. Y ya son dinosaurios. No solo no desaparecieron, sino que se reproducen. La metamorfosis. Kafka. Son cucarachas.

     ¿Algo que valga la pena? Si lo hay, todavía no lo conozco. Lo más probable es que mi consuelo termine siendo la tijera. ¿Cortarme las venas? No. Romper la sábana cortando boleta y mezclando candidatos de aquí y de allá. Como una ensalada. Aunque mejor que eso tal vez sea comer ese domingo electoral una buena ensalada en mi casa, con pollo, y usar la boleta de 90 centímetros de…ehhhh…papel…anotador. 90 centímetros. 90 x 6 da 5 metros con 40 centímetros. Un terraplén así hubiera salvado a las 100.000 personas que perdieron su pasado. 90 centímetros. Y los 100 metros cuadrados de gente reunida en Arequito para pedir justicia. Y gente marchando en Cañada de Gómez porque un policía violó y asesinó a una maestra rural. Y en el diario candidatos. Y en la radio acusaciones. Y en la calle indiferencia.

     Realmente no se puede escribir sobre las elecciones en Santa Fe sin repetir. No se puede. Se repiten nombres, caras, declaraciones, temas, peleas, alianzas, rupturas, chanchullos. Nombres, caras, declaraciones, temas, peleas, alianzas, rupturas, chanchullos. Y se repite siempre el mismo pedido (cada vez más plegaria): ¿Hasta cuando? ¿Hasta cuando? ¿Hasta cuando? Inconcientemente, y con mucha malicia, no paro de repetir. Todo vuelve, se devuelve, se revuelve. Es más, este artículo me suena a otro anterior. Y ese a otro más viejo incluso. Y guarden esto para el 2005, seguro que sirve. El círculo de la miseria de la política está ahí. El círculo de la miseria de la política está ahí. Aislado. Cerrado. Autosatisfecho. Autoinmune. Reparado. Como si nada. Como si nada hubiera pasado. ¿Y el Pasado? Aquí siempre es presente.

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