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Santa Fe, 14 de mayo de 2003

Crónica de un día de asamblea

Por Eddie Barrionuevo

     La asamblea; diezmada, casi una reunión amplia, muchos rostros, los mismos de todos los viernes, pero algo era diferente, pareciera que desde el martes 29 (día de la inundación según las crónicas oficiales) no existe entre nosotros la alegría, las bromas,

Crisis anticipada

     La mesa era chica, las sillas apretujadas, como buscando espacio en una sala llena de gente, de hombres y mujeres que pedían participación en la gestión de solidaridad. Allí estaban HIJOS, el grupo CANOA, ATE, Asambleas, Manzanas Solidarias, Acción Educativa, etc, todas organizaciones civiles no gubernamentales; ya no necesitábamos sellos ministeriales para socorrer a evacuados. ¿Por qué estábamos allí?.

     Busque una explicación. ¿Necesitábamos que alguien nos dé el visto bueno para operar, para salir a ayudar?. Una explicación legal quizás?. Frente a nosotros, con gestos adustos, con la actitud de quien sabe que NO SABE como actuar los Funcionarios, Amigos de los Funcionarios de Alto Rango, entre ellos algunos como el Secretario de la Suprema Corte de Justicia Santa Fe y el resto ignotos funcionarios ligados al Establishment y amigos de anteriores administraciones (la del ex gobernador Obeid, hoy actual diputado del P.J.) Ellos eran los que controlaban o descontrolaban la distribución de miles de donaciones de todo el país y el mundo. El poder de distribuir los convertía en poderosos, en la miserable condición de burócratas que reparten lo que no es de ellos, pero ellos deciden a quiénes y cuando lo hacen.

     Nuestra presencia era una presión que los hacía balbuceantes, imprecisos, perdidos entre lo que siempre supieron hacer formularios, sellos, notas. No podían prometer nada. Uno de los presentes les hizo firmar un papel, simple y arrugado, este nos autorizaba a sacar del puerto lo que los inundados necesitaban. Y ahí entendí para que fuimos a ese enorme edificio repleto de burócratas. Esto sucedía al medio dia de un sábado 3 de mayo en MAGIC (Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio. La crisis avanzaba, el caos crecía pero nosotros sacamos del puerto un camión lleno de mercadería para los inundados.

     Cuándo salimos del ministerio apostábamos ¿cuanto duraría este comité de crisis?

     Al dia siguiente medio dormidos volvimos al puerto con el mismo papel firmado por el funcionario Dr. Borda, comenzamos a presentir que algo había cambiado.

     Frente al portón del puerto un oficial de la prefectura y otro del ejército miran con prepotencia casi con odio la larga cola de necesitados. Su respuesta a mi pregunta si podía sacar con el viejo y arrugado papel algo de los depósitos, socarronamente me dice: _”este papel no sirve, al funcionario lo echamos anoche a las 9 PM”.

     Volví al MAGIC, a hacer otra larga cola, y vi otras caras, distintas a las del día anterior pero con el mismo olor a archivo y expediente.

las chicanas cariñosas, de personajes “molestos” del ARI en la búsqueda de adeptos, no estaban esa noche discutiendo de adeptos, ni de pronósticos electorales. ¿A quién le importaba sí Kirchner o Menem?.

     Existe un quiebre en nuestras costumbres, así como en nuestras costumbres cotidianas, la cerrada intimidad familiar, la de la casa que se organizaba para la visita amiga, o de reunión de distensión asamblearia.

     En la asamblea los rostros eran crispados, alterados e intolerantes en nuestras costumbres, en cada intervención se perdía el control de nuestros pensamientos y con ello nuestras palabras.

     Allí estaban los que vivían prácticamente en centros de evacuados, ayudando, rotando, buscando que en los muchos rostros que invadieron escuelas, clubes, casas, surgieran alguna sonrisa o al menos un “gracias” gratificante. Así todo lográndolo, los oscuros pronósticos de traslados a carpas, sólo significaba para ellos un nuevo hábitat. NADA LES DEVOLVERÍA LA EXISTENCIA ANTERIOR, COMO A MILES DE PERSONAS QUE PERDIERON TODO DE LA NADA QUE POSEÍAN, nada les devolverá a esos niños que parecieran jugar indiferente al dolor de los grandes, en salones o patios escolares, no saben si se reencontraran con sus amigos del barrio, con su maestra que vivía en el mismo, no saben si volverán a correr en el baldío y de lo que casi no tienen esperanza es de encontrar a su cachorro que vieron arrastrado por un torrente de agua y basura.

     Allí en la asamblea donde muchas noches planificábamos desordenadamente como repartir nuestro boletín mensual, donde debatíamos el voto positivo o anulado, donde organizábamos proyectos de autogestión y participación, hoy discutíamos casi enconadamente, la proyección de los militares en nuestras calles.

     Fue dura la discusión, nuestra memoria colectiva no se cortó y revivimos ´74 ´75 cuando Isabel Perón en medio de la crisis y de desgobierno ordenó ocupar Tucumán en el operativo Independencia. Seguramente alguien dirá que las analogías históricas no siempre sirven. Pero mejor prevenir que curar.

     La asamblea continuaba, ya no éramos los 180 del inicio del año 2002 y nos autoconformabamos, diciendo que somos pocos pero buenos, prometiendo no bajar los brazos y tozudamente seguir pensando en una Argentina diferente.

     Nos golpeaba una nueva realidad, pero pensábamos proyectarnos tratando de absorber este cambio, este quiebre en toda una sociedad golpeada, pensé para mi, que después de esto NADA SERA IGUAL, que ni el gobernador podría con su cara de piedra, la misma que sonreía desde los afiches y paredones con su amigo y partidario CARLOS MENEM podría alguna vez volver a sonreír petulante y soberbio, sintiendo sobre su espalda el dedo acusador de miles de santafesinos que perdieron hijos, padres, amigos, casa y cosas afectos y ámbitos de vida, costumbres y todo lo que el agua se llevó.

     Se que el agua con mugre que arrasó, se llevó también la falsa ilusión de la existencia de un político diferente.

     Por mas que la prensa santafesina muestre un LOLE con una pala o con una bolsa de arena, por mas que aquellos periodistas venales lo muestren como un funcionario que abraza a un abuelo inundado, no lograrán que El, el hombre codiciado por la interna peronista ( ayer Menem /hoy Duhalde) deje de reconocer públicamente que se despierta cuatro o cinco veces en la noche con el insomnio que produce el ser responsable, EL JUNTO A CIENTOS DE ABURGUESADOS FUNCIONARIOS CON EL POMPOSO TÍTULO DE GABINETE DE CRISIS (ver recuadro) serán condenados a no olvidar el DIA 29 y los días posteriores. Serán estos los que nos condenan a seguir, paradójicamente remando contra la corriente. Ellos pasaran a la historia como los causantes del desastre, como los inútiles e ineficaces funcionarios que no supieron prevenir, ni escuchar demandas populares de acción ni antes ni durante esta catástrofe, por eso pasaron el caos organizativo de distribución y de contención a otros que planifican de otras maneras (la castrense) con uniformes verdes, con fusiles, con autoritarismo y con la prepotencia que el poder civil transfirió, incapaz de reconocer y aceptar que las organizaciones civiles, las que sin especular políticamente, salieron atropelladamente corriendo a ayudar. Ciento de docentes, jóvenes estudiantes, vecinos, asambleístas se convertían en un poder, que le arrebataba espacio geográfico y social a los puntero políticos y que se convertían en organismos ágiles y democráticos que no solo cuestionaba al aparato del sistema, sino que amenazaba en convertirse en los que resolverían el problema junto a los que estaban lastimados por el agua.

     Allí con el escaso poder del gobierno, este apeló al militarismo. Cuántos argumentos por su incapacidad y burocratismo le dieron solidez a la decisión.

     Para nosotros, los de la asamblea, quedaba claro, no permitirían que los autogestionados, los que no ocupamos puestos públicos, los que venimos cuestionando desde nuestro ámbito la corrupción y la venalidad de los dirigentes políticos asumiéramos un papel social que pusiera en jaque la gobernabilidad de un sistema podrido.

     La globalización mundial arrastró con su vorágine a miles de santafesinos a la desocupación y la miseria, los que aplicaron el modelo, entre ellos Reutemann, fueron los cómplices de que multitudes fueran despojadas de la dignidad de ser artífices de sus destinos y que esto se logra con el derecho a trabajar y a construir una sociedad más justa en donde seguro, ellos los loles, los Carlos, los Eduardos., los cómplices, no tendrían cabida.

     Suerte que la asamblea se distendió, volvimos a la sonrisa forzada, a palmearnos, a caminar las oscuras calles del barrio de regreso a casa, cansados, pero recordando que Mabel, leyó al final un mensaje de luz que nos ayuda a seguir.


Empezar de nuevo

Yo le tenía miedo a la oscuridad,
Hasta que las noches se hicieron largas y sin luz.

Yo no resistía el frío fácilmente,
Hasta que aprendí a subsistir en ese estado.

Yo le tenía miedo a los muertos,
Hasta que tuve que dormir en el cementerio.

Más aún, yo le tenía miedo al espanto,
Hasta que tuve que dormir en el crematorio.

Yo sentía rechazo por los rosarinos y por los porteños,
Hasta que me dieron abrigo y alimento.

Yo sentía rechazo por los judíos,
Hasta que le dieron medicamentos a mis hijos.

Yo lucía vanidoso mi pullover nuevo,
Hasta que se lo di a un niño con hipotermia.

Yo elegía cuidadosamente mi comida,
Hasta que tuve hambre.

Yo desconfiaba de la tez cobriza,
Hasta que un brazo fuerte me sacó del agua.

Yo creía haber visto muchas cosas,
Hasta que vi a mi pueblo deambulando sin rumbo por las calles.

Yo no quería al perro de mi vecino,
Hasta que aquella noche lo sentí llorar hasta ahogarse.

Yo no me acordaba de los ancianos,
Hasta que tuve que participar en los rescates.

Yo no sabía cocinar,
Hasta que tuve frente a mí una olla con arroz y niños con hambre.

Yo creía que mi casa era más importante que las otras,
Hasta que todas quedaron cubiertas por las aguas.

Yo estaba orgulloso de mi nombre y apellido,
Hasta que todos nos transformamos en seres anónimos.

Yo casi no escuchaba radio,
Hasta que fue la que mantuvo viva mi energía.

Yo criticaba a los bulliciosos estudiantes,
Hasta que de a cientos me tendieron sus manos solidarias.

Yo estaba bastante seguro de cómo serían mis próximos años,
Pero ahora ya no tanto.

Yo vivía en una comunidad con una clase política,
Pero ahora espero que se la haya llevado la corriente.

Yo no recordaba el nombre de todas las provincias,
Pero ahora las tengo a todas en mi corazón.

Yo no tenía buena memoria,
Tal vez por eso ahora no recuerde a todos,
Pero tendré igual lo que me queda de vida para agradecer a todos.

Yo no te conocía,
Ahora eres mi hermano.

Teníamos un río,
Ahora somos parte de él.

Es la mañana.
Ya salió el sol y no hace tanto frío.
Gracias a Dios.
Vamos a empezar de nuevo.

      Guillermo Garibai (médico inundado)
      Santa Fe, Mayo 2, 2003. 

     Esta redacción es la visión de un asambleísta que pertenece al barrio Guadalupe, de la ciudad de Santa Fe.

     Este barrio contiene en sus dimensiones todos los extractos sociales y no fue afectado directamente por la inundación. En esta emergencia, junto con otras organizaciones civiles (vecinales, clubes, escuelas, manzanas solidarias, CARITAS, Guadalupe Estratégico y Cooperativa Setúbal) atienden a alrededor de 1.400 evacuados y distribuyen alimentos, ropa y medicina a más de 2.800 autoevacuados que consiguieron refugio en casas de nuestro barrio.

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